*Nadador, basquetbolista, frontenista, profesor, pero mucho mejor amigo QEPD
Por Noé Flores Cortés
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Con enorme sorpresa nos amanecimos éste viernes, el deporte de Córdoba, Orizaba y toda la región está de luto, partió de este mundo, el nadador, basquetbolista, frontenista, profesor, pero sobre todo, mucho mejor amigo, David Heredia Mora.
Campeón en toda la extensión de la palabra, dentro y fuera del deporte, siempre un triunfador, buen hijo, esposo y padre, David siempre puso en alto el nombre de Córdoba y de Veracruz.
Le vimos crecer en todos los aspectos de la vida; empezó a nadar en la alberca del Centro de Seguridad Social del IMSS, con Dinah Coria y seguramente con muchos maestros más, como Víctor Nieto y de esa pequeñita alberca fue campeón nacional.
Estudió Educación Física, su tesis fue sobre natación, pero al deporte que le entrara, lo hacía bien David.
“Diablo” “Gringo”, son algunos de los apelativos con que le bautizaron sus amigos, pues en la duela siempre fue un verdadero pingo; cada noche, terminando el juego en el gimnasio de San José, pasaba a verme al periódico El Sol para darle los pormenores no sólo de su juego, sino de toda la jornada.
Practicó frontenis y también lo hizo bien, de mayor volvió a la alberca para seguir cosechando medallas en los masters.
Siempre al lado de su inseparable Marcela, David subió a muchos podiums, siempre amigo, siempre amable, siempre puesto a apoyar al compañero y al amigo.
El quiso trabajar en Sociocultural y Deportivo del Azucareros, pero por alguna razón no llegó, pero su programa de trabajo lo implementaron, por lo que lo tuvo que rescatar; fue jefe de deportes del Tecnológico de Monterrey, además de que trabajó para otras instituciones, desde su Hispano hasta otros colegios.
En un aniversario de El Sol invité a David a que me ayudara a coordinar una “cáscara” de baloncesto en el gimnasio de San José, donde participamos los compañeros del periódico; él fue el árbitro y no aplicó el reglamento, nos dejó jugar, divertirnos y la anécdota, fue que Roge Contreras, cuando no encontró compañero a quien darle el balón, se lo tiró a David siendo él el árbitro, y pues paró la jugada en medio de risas.
Hoy estamos tristes, consternados por su partida, sobre todo, porque yo pensé que le iba ganando la batalla a esa bendita enfermedad, pero hoy David ya está con el Creador; lo vamos a extrañar, pero sabemos que algún día nos volveremos a encontrar. QEPD David.