Orizaba, Ver.-Pasó a la historia. El icónico cactus candelabro que por más de 25 años sobresalía desde una jardinera en la calle Colón, esquina de Sur 11, fue cortado el pasado 17 de septiembre, cerrando un ciclo que parecía eterno.
Con casi siete metros de altura, este Cereus repandus no solo embellecía la fachada donde creció, también se volvió parte inseparable del paisaje de la ciudad. Su silueta era un guardián verde que acompañó silenciosamente el paso de generaciones, resistiendo al tiempo y al concreto.
Debido a su tamaño, el cactus era sostenido con grandes y gruesas cadenas; sin embargo, el peso y el crecimiento habrían comenzado a afectar la estructura de la casa que lo albergaba.
Hoy, su ausencia deja un vacío en la memoria urbana, pero también el recuerdo de una planta que, sin proponérselo, se convirtió en emblema de Orizaba.