[vc_row][vc_column][vc_column_text]
“¿Cómo vamos en energía?”
Ing. Alejandro Baizabal
El sector energético es y seguirá siendo pieza clave en el accionar nacional y mundial. El país requiere un mercado confiable, seguro, eficiente, moderno y amigable con el medio ambiente. Ante ello, se requiere evolucionar hacia una política pública innovadora que contribuya al desarrollo económico y social.
Los vientos de cambio parecen cuesta arriba, actualmente la generación nacional de energías limpias alcanza 23%, y el Plan Nacional de Desarrollo establece 35% para 2024. Un reto enorme que deberá ir de la mano con los Acuerdo de París.
La secretaria de energía, Rocío Nahle, mencionó algo importante, “los países donde no hay suficiente energía, tienen una alta pobreza social”. En el mundo 13% de la población no tiene acceso a la electricidad, es decir, mil millones. En México cerca de 1% carece de ello. Panorama complicado para cumplir las metas ambientales y energéticas para 2030.
Una economía petrolizada, con incertidumbre en la volatilidad de precios, una seguridad energética vulnerable, y una producción de petróleo crítica, es lo que vive México. Más vale enfocar a Pemex en su mayor fortaleza como es la exploración y explotación en campos terrestres y aguas someras.
La vida en el planeta pende de un hilo, dicen los alarmistas; algunos otros son más mesurados. Un reporte reciente muestra las 20 empresas responsables de un tercio de las emisiones globales. Y sí, ahí está Pemex, en noveno lugar. No basta con ser la empresa petrolera más endeudada. Es por ello que la eficiencia energética juega un papel clave para reducir costos y emisiones.
¿Y los escenarios futuros? En México, este año ha sido incertidumbre en política energética. Los fósiles seguirán dominando, el gas natural tendrá un papel relevante. La dependencia con otros países nos tiene atados. Más vale acelerar la estrategia de seguridad energética nacional, antes que nos lleve a pique.
¿Qué pasa si México prohíbe el fracking? Existen países que lo han hecho, y hay otros que se han beneficiado al implementarlo. Ejemplo de esto último, EU, Argentina y Canadá. Rocío Nahle mencionó, “…podemos ir porque hay nuevas tecnologías…el impacto ambiental ha ido disminuyendo”.
Según la ONU, en el último decenio las energías renovables se cuadruplicaron en el mundo. La solar y biocombustibles encabezan la lista. Tan solo en 2018 se generaron 11 millones de empleos en el planeta, 39% de estos en China y 3.6 millones en la industria solar. Las mujeres fortalecen su participación con 32% del total. Importante su presencia en el sector.
El cambio climático como una realidad. Hace poco conocí a Jorge Martínez, un líder ambientalista, que asistió a la Cumbre Climática en Naciones Unidas, en Nueva York. Un joven entregado por motivar y concientizar a las presentes generaciones. Los efectos se viven, el calentamiento motiva el incremento del dengue, afecta al sector agrícola, induce la migración masiva, entre otros. Hay tiempo para actuar. Las principales naciones contaminantes deben desacelerar sus emisiones. China, Estados Unidos y la India, los causantes del 50% a nivel mundial.
La transferencia tecnológica y de conocimientos tendrá la misión de incentivar la competitividad, fortalecer las oportunidades laborales y mejorar las condiciones salariales. Incrementar el contenido nacional y el fomento de proyectos comunitarios sustentables, debe ser prioridad para alcanzar las metas. El estado no podrá solo, y requiere grandes aliados. Eso sí, con transparencia, sentido social y responsabilidad ambiental. Tenemos que administrar el presente y construir el futuro.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]