Por: Ing. Alejandro Baizabal
El Grupo Escolar Cervantes festeja su octogésimo aniversario. Un Colegio que continúa gozando de prestigio y calidad. No puede entenderse el presente sin antes mirar al pasado.
Por ello, me di a la tarea de acercarme a las fuentes directas, las generaciones de los años 40´s, 50´s, 60´s y 70´s para rescatar increíbles anécdotas que aquí y en próximos escritos contaré.
La importancia va más allá del Colegio. La historia de su fundación va de la mano con el exilio español y la apertura a nuestro país por el General Lázaro Cárdenas. Un 13 de junio de 1939, arribó a Veracruz, el Sinaia, el primer barco con 1,600 refugiados españoles. Venían huyendo de la barbarie del franquismo.
“Con carácter urgente manifieste usted al gobierno francés que México está dispuesto a acoger a todos los refugiados españoles de ambos sexos residentes en Francia…”, indicaba el General Lázaro Cárdenas en uno de los telegramas enviados a Francia.
A su llegada, los esperaban en el puerto de Veracruz alrededor de 20 mil personas con carteles que decían: ‘Bienvenidos hermanos españoles’.
En este primer barco venían Luisa, José y Antonio Bargés Barba, de 42, 32 y 38 años respectivamente.
Profesionistas apasionados por la educación. Antonio, era dibujante del estado mayor central en España, de ahí su gran técnica para ilustrar. José, participó en las Milicias de Cultura durante la guerra española y más adelante entró a un campo de concentración en Francia.
Un 3 de febrero de 1940, los hermanos Bargés y un grupo de exiliados fundan el Grupo Escolar Cervantes. La mayoría del alumnado estaba compuesto de mexicanos e hijos de españoles. Desde entonces situado en el centro de la ciudad; una casa con un patio central, y las habitaciones fueron habilitadas como aulas.
Al comienzo, los primeros profesores exiliados eran: Faustino Benito Portugal, como director; Francisco Parrilla; los hermanos Bargés Barba; Eugenio Yuste, Benita Rivas, Sergio Rivas, Ananda Velasco, Atilano Luis Navarrete, Concepción Escutia y María Luisa Escutia.
Hoy en día es dirigida por un patronato mexicano, que ha sabido llevar con éxito este legado. Haciendo crecer el prestigio de tan loable institución. Como escribiera el profesor José Bargés en una dedicatoria de su libro Ráfagas Otoñales: “A la familia…por haber continuado y mejorado mi trabajo profesional en la Escuela Cervantes”
Para poder entender y comprender el pasado, comencé reuniéndome con ex alumnos de aquella época; hace unas semanas, en los portales de Córdoba.
Tuve la dicha de conversar con don Emilio y Luis Castillo; llegaron muy gustosos y emocionados con fotografías y documentos. También nos acompañaron don Ernesto Juárez, un destacado médico; y Francisco Carballido, un literato de altura.
Me causa admiración ver el orgullo con que recuerdan a sus profesores. El carácter, la disciplina y el respeto son las constantes de aquella época.
Ambos me cuentan la gran sabiduría y pasión de los maestros Bargés, pues querían demasiado a nuestro país. Don Antonio, gran dibujante, plasmaba en la pizarra la gran bandera mexicana, símbolo de gratitud y cariño por nuestro país.
Pedro Garfias lo escribía a bordo del Sinaia, “con España presente en el recuerdo, con México presente en la esperanza”.
@alexbaiz