[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por: Hugo Morales Alejo y HRMG
Atoyac,Ver.- Productores de caña de azúcar y de maíz de las faldas del Cerro de Atoyac, Veracruz, manifestaron a este medio a través de fotografías, que la temida plaga de langosta ha comenzado a invadir los terrenos de este municipio y de Amatlán, luego de haberse presentado grupos de estos insectos en Zentla y Paso del Macho.
Las Uniones Cañeras de la región han estado analizando aplicar plaguicidas fuertes que “envenenarían” los cultivos con químicos que duran hasta 16 días, para que al comerlos, provocarían la muerte de ellos. Pero esto traería la muerte de aves de corral, abejas, pájaros, fauna silvestre y cultivos más delicados como el chile.
En otros estados la langosta es alimento de humanos, como los chapulines y el gusano de maguey, pero en esta región no le saben preparar.
LA LANGOSTA DE CHINA
En 1958, Mao Tze Tung, líder de República Popular China, ordenó la “cacería de gorriones”, aves que se alimentaban de granos, sobretodo de soya, trigo y avena.
Mataron millones de gorriones para tener más granos para alimentar la enorme población China pos revolucionaria.
No tomaron en cuenta que el gorrión se alimenta también de insectos grandes, como la langosta.
El resultado fue que sin gorriones, las langostas crecieron de forma extrema, al grado de provocar más hambruna con la pérdida de cosechas en millones de hectáreas.
Al ver su error, comenzaron a importar gorriones de Rusia y de otros países, pero el daño hasta este 2020 no se ha podido reparar totalmente. Las tierras quedaron obsoletas por décadas y la cultura anti gorriones, perdura en el campo chino.
Con una Secretaria de Desarrollo Agropecuario Rural y de Pesca (Sedarpa) inexistente, burocrática, inservible, conformada con fidelistas que ahí se han hecho viejos, el campesino veracruzano tendrá que luchar con esta plaga, con su fe en Dios solamente.
En la región conocida como Ruta Colonial, las plagas de insectos podría tener origen parecido:
Al crecer la bonanza en años anteriores en el cultivo de la caña, se talaron grandes áreas boscosas, hay kilómetros cuadrados de cañales donde no se halla un solo árbol para que las aves descansen o vivan.
Se ha abusado del uso de plaguicidas y herbicidas, se ha permitido la cacería de aves para consumo humano.
El resultado, la aparición de la temida langosta
Se puede inferir que el hecho de regar pesticidas en el campo creará un círculo vicioso donde la fauna no podrá alimentarse de insectos, los insectos se multiplicarán y el uso de pesticidas se volverá una necesidad vitalicia, un gasto extra y permanente para el productor, que además contamina el agua y el suelo.
https://www.elespectador.com/noticias/ciencia/los-pesticidas-pueden-hacer-que-las-aves-se-pierdan-durante-las-migraciones/
Ya está bastante claro que los pesticidas afectan de manera grave a los insectos que entran en contacto con ellos: el más reciente estudio demostró que los campos europeos han perdido el 82% de sus invertebrados por el uso de estos químicos para fumigar las cosechas.
De lo que no se tenía mucha información era sobre los posibles daños que estos compuestos podrían llegar a tener sobre otros animales. Ahora, una investigación publicada en la revista Scientific Reports acaba de dar las primeras luces sobre este asunto. Lamentablemente, las noticias no son buenas.
De acuerdo con la investigación realizada por científicos canadienses, las aves migrantes podrían estar perdiendo su sentido de ubicación debido a los efectos neurotóxicos de los neocotinoides, presentes en la mayoría de pesticidas. Además, las aves estarían perdiendo masa muscular, lo que les dificultaría sus largos viajes migratorios.
“Los resultados sugieren que si las aves cantoras salvajes consumen el equivalente a cuatro semillas de canola regadas con neocotinoides durante tres días podrían ver su estado de salud deteriorado, sufrir retrasos y una dirección inapropiada en su migración, lo que podría incrementar el riesgo de mortalidad o disminuir sus posibilidades para aparearse”, escribió la autora principal, Margaret L. Eng, en el documento.
Para encontrar estos resultados, las profesoras de las Universidades de Saskatchewan y York, en Canadá, estudiaron a un grupo de gorriones corona blanca (Zonotrichia leucophrys), una especie propia de Norteamérica que se alimenta principalmente de semillas y que es famosa porque puede permanecer despierta hasta dos semanas durante su periodo migratorio, en el que normalmente paran en cultivos para alimentarse y reponer energías.
Para analizar cómo los insecticidas los afectaban, el grupo de investigadores capturó a los gorriones en primavera y durante tres días los alimentaron con semillas de cultivos que en Estados Unidos y Canadá se fumigan con dos químicos que contienen neocotinoides. Midieron el rendimiento de las aves en pruebas de ubicación migratoria antes, durante y tras la exposición a estas semillas.
Los resultados, según le dijo la investigadora Christy Morrissey a el diario The Guardian, fueron “sumamente dramáticos”. “Estos pájaros”, añadió “básicamente estaban perdidos”. Durante 14 días los pájaros vieron disminuida su capacidad para ubicarse, retrasando sus vuelos y disminuyendo sus posibilidades para reproducirse.
Los efectos, según señala el paper, pueden deberse a que estos compuestos químicos causen disrupciones en la transmisión de ciertos químicos en el cerebro, lo que tendría “efectos en las funciones cognitivas y motoras que juegan un papel crucial en la recarga, orientación y navegación” de las aves migratorias.
Por si fuera poco, tan solo 24 horas después de que los animales consumieron las semillas de maíz y canola fumigadas con los químicos, presentaron síntomas de letargia, vómito y rechazo a la comida, lo que significó una pérdida de masa corporal de entre el 17 y el 35%.
Lo más grave, señalaron las investigadoras, es que justo cuando las aves empiezan sus migraciones, es decir, en primavera, es cuando los grandes cultivos de Norteamérica empiezan a fumigarse. No obstante, un portavoz de Bayer señaló en medios que si se usa de acuerdo con la etiqueta, los químicos no representan ningún peligro para la fauna, y que se ha observado a las aves remover la capa externa de las semillas, que es donde se encuentra el pesticida.
Esta investigación vendría a sumarse a los incipientes estudios que exploran los efectos de los pesticidas en las aves. Un antecedente para su trabajo fue una investigación del año 2014 en la que científicos de los Países Bajos probaron que allí donde el uso de insecticidas con neocotinoides era más alto, las poblaciones de aves silvestres se redujeron en un 30% en diez años.
Ese fenómeno, según los investigadores, podría tener varias causas: la muerte de insectos que eran la base de la alimentación de algunas especies de aves, o la contaminación del agua que alejaba a las fauna. El estudio publicado este miércoles, podría abrir una tercera explicación para esta disminución en las poblaciones de aves.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]