Por Siboney Morales:
Nawat Itsaragrisil es el presidente de Miss Grand International, un concurso parecido al de Miss Universo, este personaje al ser el presidente de Miss Grand International obliga a las ganadoras a vender sopas y productos de su marca, como si esa fuera la gran meta de una mujer modelo, vender comida instantánea, en pleno 2025, cabe mencionar que si estas no venden prácticamente no comen, porque desde el primer momento del triunfo Nawat ya las está obligando a transmitir videos a favor de la marca, cabe mencionar que la única marca con la que pueden hacer contrato es Nawat.
Este año Nawat, al ser el director nacional anfitrión de Miss Universo Tailandia creyó que podría explotar a las misses, obligó a las concursantes a participar en un número que no estaba dentro del programa oficial, y donde el premio era cenar con él a cambio de promocionar videos sobre Tailandia, Fatima no quiso participar en ello sin antes preguntar a sus directivos nacionales mexicanos, aquí es donde Nawat se topó con pared, Fatima Bosch al ser miembro de una familia de élite de origen alemán, una mujer que no tiene necesidad de humillarse y perder la dignidad, originaria de un país donde la explotación laboral ya está penalizada, donde la violencia contra la mujer cada día está más perseguida y señalada, y donde la ley de trabajos piramidales (outsorcing) ya está reformada, obviamente se iba a negar a participar en un ejercicio así.
Nawat Itsaragrisil quiso humillar a Fátima en vivo llamándole TONTA y además coartarle sus derechos a alzar la voz y defenderse, la concursante mexicana muy respetuosamente se puso de pie y explicó la situación por la que no quiso participar en ese encuentro, ante esto Nawat llamó a seguridad para sacarla del recinto donde todas las Misses y organizadores estaban. Fatima no esperó a que la sacaran, sola salió y varias misses se pusieron de pie y la siguieron, pero Nawat las amenazó con ser eliminadas de la competencia.
Tailandia es un país en donde la explotación infantil, laboral y sexual está a la alza, tan solo se estima que más de 600 mil tailandeses son victimas de explotación laboral moderna.