La Revolución Mexicana que comenzó el 20 de noviembre de 1910, terminó asesinada con Jaramillo el 23 de mayo de 1962.
#Caña Amarga
*Un problema con el gerente del ingenio Zacatepec, detona en un nuevo levantamiento
*Fue asesinado junto a su esposa embarazada, Epifania Zúñiga, junto con dos hijos de ella y un sobrino, por órdenes de Adolfo López Mateos.
Rubén Jaramillo fue miembro del Ejército Libertador del Sur, bajo las órdenes del General Emiliano Zapata. Tenía 14 años cuando se sumó a la Revolución. Deja las armas en 1918, luego del asesinato de Zapata, pero ordena a sus hombres “sembrar las armas” y estar listos por si se vuelven a necesitar”.
20 años después, el 5 de febrero de 1938, el Presidente Lázaro Cárdenas del Río, inaugura las instalaciones del ingenio Emiliano Zapata, que ordenó construir en la ex Hacienda Zacatepec con fines sociales, para mejorar las condiciones económicas de los ejidatarios.
La producción azucarera en Zacatepec había existido desde el siglo pasado, pero Cárdenas lo manda a hacer más productivo. Rubén es Presidente del Consejo de Administración, tiene mucho poder de organización entre los campesinos y obreros, por lo que un año después de inaugurada esta empresa, 1939, enfrenta a los caciques y acaparadores de la región, que planean asesinarlo.
Rubén tiene el apoyo del Presidente Cárdenas, pero en Morelos mandan los caciques que ven con recelo la unidad de obreros y campesinos, que es auspiciada por las autoridades gubernamentales.
Se crea la Unión de Productores de Caña de la República Mexicana, que pugna por el aumento del precio de la caña y por mejoras salariales para los obreros. Rubén exige mejores precios a la caña y sueldos justos a los obreros azucareros. El gerente acepta el pliego petitorio, en asamblea celebrada el primer domingo de febrero de 1939. Pero luego cita a Rubén a su oficina y le ofrece grandes sumas de dinero y propiedades, que el incorruptible Jaramillo rechaza.
Para inicio de 1940 quitan a Rubén Jaramillo del cargo de presidente del Consejo de Administración y dejan todo el poder administrativo al gerente enviado por el gobierno, Severino Carrera Peña.
Al terminar el periodo de Lázaro Cárdenas, se esfumaron los sueños socialistas de justicia social para el campo y la fábrica, que en Zacatepec los proyectos antes sociales, se convirtieron nuevamente en instrumentos de explotación y opresión. Jaramillo le diría a Cárdenas “sepa usted, señor Presidente, que la escuela que usted ha enseñado al pueblo nadie se la podrá quitar».
En 1942 a la autodefensa, durante la huelga de ese año, luego de los sucesos de la huelga de 1942. En papel, se había logrado aumento en el precio de la caña y en los salarios de los trabajadores, pero esto no llegaba. Sin embargo, los convence de estar aliados, que si los obreros iban a la huelga, los campesinos tenían que respaldarlos.
Se convoca a huelga en el ingenio de Zacatepec el 9 de abril de 1942. A pesar de las amenazas recibidas, a las once de la mañana sonó el silbato y los obreros salieron de la fábrica, mientras que los campesinos dejaron de cortar y acarrear la caña. Es en aquel momento cuando se sugiere que se haga desaparecer a Jaramillo, líder de los huelguistas. Carrera Peña, el gerente del ingenio, le propone al gobernador del estado asesinar a Rubén.
Le ofrecen a Jaramillo tierras en el Valle de San Quintín, en Baja California, pero su grupo y él rechazan la oferta al ahora Presidente Ávila Camacho.
Finalmente se ganan las demandas, pero Jaramillo se había vuelto una piedra en el zapato para los gobiernos tecnócratas, que de de revolucionarios sólo lo tenían en sus discursos.
Sobrevive con dificultades a los gobiernos de Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortínez, hasta llegar Adolfo López Mateos, quien le propuso deponer las armas, darle amnistía para él y su gente. Logró el Presidente obtener la confianza del líder agrario y luego lo traicionó.
El 5 de febrero de 1962, ante la negativa de las autoridades agrarias de atender sus peticiones de dotación de tierras, junto con grupos de campesinos organizados como el Centro de población “Otilio Montaño”, encabezados por Jaramillo, se apoderaron de los terrenos de “El Guarín”, que presuntamente eran objetivo de inversiones de Miguel Alemán Valdés, ex presidente de México. Jaramillo intentó entrevistarse con el presidente López Mateos para que esas tierras fueran adjudicadas a los campesinos que las demandaban. Adolfo no lo recibió y se dejó crecer el rumor de que Jaramillo retomaría las armas, pues era conocida su lucha legal por la Reforma Agraria, ya que criticaba que el reparto prometido sólo era una bandera política y no un verdadero compromiso de los gobiernos.
En junio de 1962, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy y a su esposa Jacqueline Bouvier, estarían en México. Rubén pensaba llegar a pedirle unos créditos agrícolas que EU estaba dispersando en Latinoamérica. Adolfo López, no quería que Jaramillo “manchara” su hospitalidad.
El 23 de mayo de 1962, Rubén fue privado de la libertad en su domicilio en Mina 14, de Tlaquiltenango, Morelos, por unos sesenta elementos, entre miembros del ejército federal, policías Judiciales y el matón conocido como El Pintor, sin respetar el Amparo que llevaba Jaramillo consigo y que les mostrara. El presidente municipal de Tlaquiltenango, Inocente Torres, argumentó que no podía hacer nada, que todo estaba en orden.
En las unidades del ejército subieron a Rubén y su esposa Epifania, así como también a Ricardo, Filemón y Enrique —de veinte, dieciocho y dieciséis años, respectivamente—, todos ellos hijos de Epifania Zúñiga, la cual se encontraba embarazada del primer hijo que le iba a dar a Rubén.
Los cadáveres de Rubén, Epifania, Ricardo, Filemón y Enrique fueron encontrados cerca de las ruinas de Xochicalco. La prensa oficialista se dedicó a desvirtuar los hechos, acusando a Rubén y Epifania de asalta turistas, invasores de predios, que ya habría paz en la zona con su muerte.
Todos se lavaron las manos, la Procuraduría General de la República, como la Procuraduría del Estado, la Secretaría de la Defensa Nacional, soltando versiones de que la masacre se debió a conflictos interfamiliares que tenían los Jaramillo con otras personas.
El ex presidente Lázaro Cárdenas, ya sin ningún poder de mando, prometió “que se haría justicia, ya que el brutal asesinato del líder Rubén Jaramillo, su esposa, sus dos hijastros y su sobrino en Xochicalco, era una mancha sangrienta que empañaba la obra del presidente López Mateos y no podrá ser limpiada hasta que se haga justicia y se castigue ejemplarmente a los autores del incalificable crimen que ha conmovido al país”. Ahí quedó solo su promesa. Todos sus sucesores eran anti cardenistas, antisocialistas.
En la llamada “Operación Xochicalco”, además del Capitán José Martínez y el matón Heriberto Espinosa, se acusaba a autores intelectuales, al antiguo gerente del ingenio, Eugenio Prado, al secretario particular del presidente, Humberto Romero, al jefe del Estado Mayor Presidencial, general Gómez Huerta, al ministro de la Defensa Nacional, General Agustín Olachea e incluso al norteamericano William Jenkins. Conformaban una lista de connotados muy intocables como para ser sacrificados por un líder campesino. El 25 de mayo a las seis de la tarde, a pesar de las acciones de intimidación ejercidas por las diferentes fuerzas del orden, incluido el Ejército, cerca de cinco mil campesinos acudieron a despedir a su líder.
Renato Leduc, escritor y poeta, escribió este epigrama a los seguidores de Rubén, luego de la fotografía de López Mateos con Rubén que fue publicada antes de su traición:
“Cuídate, Jacinto López.
Escóndete, Arturo Orona.
No vaya el compadre López
cara de buena persona
después de un gran abrazote
a darles caja y corona”.
La poetisa guanajuatense, Margarita Paz, escribió el poema
MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JARAMILLO
Ay, Rubén Jaramillo,
padre de las espigas
prometidas al hombre,
no ha de lavar el llanto tu sangre sin reposo
ni han de tañer campanas por tu muerte imposible;
porque hay palomas rojas y sedientas
bebiendo a sorbos ácidos el manantial del pecho
que abrió el sórdido crimen sobre la tierra seca!
¿Qué cobarde consigna segó tu voz de trigo?
Qué lebrel homicida cayó sobre tus hombros
portadores de harina cotidiana?
Y quién sembró de hierro
el surco alimentado
por el sudor de varoniles frentes?
¡Ay, Epifania Zúñiga, heroína,
alta mujer de vientre mutilado,
un niño que soñaba con la gracia del mundo,
golpe de gracia tuvo antes del alba!
El crimen es un río desbordado
sobre el valle que un día fue transparente
y que hoy lloramos turbio, envilecido
por borrascas de fango y de ceniza.
Pueblo de mieses pisoteadas,
contigo estamos hombres
y mujeres de esta patria de sombra
y grito amordazado.
Mira tu tierra, Jaramillo,
tierra abonada con traición y engaño.
Lenguas de lobos ciegos contaminan la savia,
y los tallos se pudren en las manos del hombre.
Deja que crezca la semilla de odio
y el fruto de venganza;
deja que llegue la alborada
justiciera y sangrienta.
¡Arráncate los ojos, Emiliano Zapata!
No mires a tu hermano asesinado
a mitad de su grito;
no mires a tus hijos exhaustos de esperanza,
porque el pecho labriego
en su sangre se ahoga derramada
sobre el techo inocente de su casa.
Levantad la cabeza, labradores,
traed los azadones, despertad a los héroes
y que su ira limpie la inmundicia
que nos cubre de oprobio y de vergüenza!
iQue los buitres se coman a sus buitres!
No queremos descanso para ti, Jaramillo.
Una losa aprisiona tus hombros y tu pecho;
pero la voz terrible que clama y se rebela
desde el sangriento río que alimenta a tus muertos,
nos enciende de rabia la conciencia,
y seguimos tu sombra iluminada
con la verdad que azota las espaldas
de Judas y Caínes.
Un día volverá a brillar la aurora;
un día los niños soltarán de nuevo
sus risas en el viento;
un día los hombres de la tierra,
Cuando el arado sea un laúd que cante,
cosecharán espigas dulces y alborozadas;
un día, Jaramillo, resonará tu nombre
de cumbre a cumbre, por el fértil Valle;
un dia sin odio, sin temor, sin asco,
se abrirá el horizonte
al recobrado sueño de la patria.
Poetisa Margarita Paz Paredes -México, 1962.
Créditos: Libro Memoria Roja; historia de la guerrilla en México, 1943-1968.72. Manjarrez, Op. Cit., pág. 164.Wikipedia
memoricamexico.gob.mx/ Fritz Glockner