*Alcaldesa rehúye a cuestionamientos. Ex director niega declaraciones y corre al palacio municipal.
*Van seis denuncias “oficialmente” de mujeres de 10 que acudieron a la fiscalía el pasado sábado.
Álex Cazarín
Nota Roja.- El acoso en Las Choapas no es un problema nuevo, pero sí uno que parece no encontrar freno. El pasado fin de semana, Nota Roja Digital Sureste documentó el destape de varios casos de acoso físico perpetrados presuntamente por el ahora ex director de la corporación que reflejan la normalización de esta violencia y la indiferencia de las autoridades.
Indiferencia, pues no hubo en su momento una respuesta de la máxima autoridad de Las Choapas, la alcaldesa Mariela Hernández García no solo guardó silencio cuando el palacio de gobierno “ardía” en el sentido figurado, cuando las mujeres declaraban a los medios de comunicación el acoso que se daba apenas y bien se sentó en la silla de la comandancia el ahora ex director Alejandro Martínez Francisco, donde a muchas las invitaba a su oficina para preguntarles si “eran casadas, solteras o querían platicar”.
Esta situación se sumaba a las decenas de casos de abuso laboral que sufrieron desde enero desde mandos hasta policías de recién ingreso, ya que a muchos los arrestaban 12 horas más allá de su guardia, es decir, terminaban su turno de 24 horas y se quedaban arrestados por no traer lo que el director llamaba “el tocado”, chaleco antibalas, gorra o casco, no reportarse vía radio, o simplemente (en el caso de las mujeres) negarse para “ir a tomar una michelada a la salida o cuando el jefe estuviese franco”, según consta en entrevistas narradas por las mismas agraviadas.
En este sentido, la alcaldesa esperó 48 horas, dos días para salir a dar una declaración en la que no solo pidió a la prensa y autoridades “centrarse en lo que verdaderamente importa”, pues habían dejado un cuerpo en la pista Ocozocoautla – Las Choapas y un “narcomensaje”, para minimizar la situación vulnerable de las mujeres que se quedaban atónitas por semejantes declaraciones con todo el afán de encubrir a “su hombre de confianza”, como muchas veces lo declaró a los oficiales en las tres reuniones que tuvieron con la alcaldesa.
Mientras las víctimas exigen seguridad, la respuesta de las autoridades ha sido el silencio o, peor aún, el intento de minimizar la gravedad de los hechos. En varios de los casos registrados, ni siquiera se levantaron actas, lo que deja en evidencia el desinterés por atender una problemática que lacera diariamente a la sociedad.
Las Choapas se está convirtiendo en un territorio donde el acoso se tolera y donde los agresores saben que la impunidad juega a su favor. El miedo y la resignación no pueden ser la norma. ¿Cuántas denuncias más deben ignorarse antes de que la seguridad de las mujeres sea una prioridad real?


Ex jefe policiaco destituido, aún en funciones en la SSP
Finalmente, este medio de comunicación buscó la versión de Martínez Francisco luego de que este miércoles se paseara impune en pleno centro de la ciudad, donde rehusó dar declaraciones y aseguró que andaba en trámites, para luego correr a los altos del palacio municipal para luego salir por la puerta trasera en una clara huida de las cámaras.
La exigencia es clara: protocolos eficientes, capacitación real para las autoridades y sanciones ejemplares para los agresores. De lo contrario, la ciudad seguirá sumida en una violencia cotidiana que parece invisible para quienes deberían frenarla.
¿Qué dice la ley?
El Código Penal del Estado Libre de Veracruz refiere que en el delito de Acoso S*x*ual, en el Artículo 190. A quien, con fines lascivos, acose u hostigue reiteradamente a una persona de cualquier sexo:
Se le impondrán de seis meses a tres años de prisión y multa de hasta trescientos días de salario… Cuando el sujeto activo de este delito se valga de su posición jerárquica, derivada de sus relaciones laborales, docentes, domésticas o cualquier otra que implique subordinación de la víctima se impondrán de uno a cinco años de prisión y multa de hasta 300 dias de salario.
Si el acosador fuere servidor público y utiliza los medios y las circunstancias que su encargo le proporcione, será destituido y se le inhabilitará para ocupar otro empleo, comisión públicos, hasta por cinco años.
Hasta ahora el hombre camina libre y armado en Las Choapas.