José Vargas.
Agua Dulce, Veracruz. — En medio del ajuste nacional de personal que Petróleos Mexicanos (Pemex) comenzó a ejecutar en diversas instalaciones estratégicas del sureste, crece la incertidumbre entre los profesionistas de confianza que laboran en las oficinas operativas y plantas vinculadas a la región de Agua Dulce, Veracruz.
Aunque los recortes aún no han golpeado de forma directa esta plaza, el temor de un despido masivo es ya el tema cotidiano entre los trabajadores: se escucha en los pasillos, se comenta en los grupos de WhatsApp internos y circula como rumor persistente en las salas de juntas. Ingenieros, jefes de área, supervisores de seguridad industrial, técnicos especialistas y administrativos de rango medio viven bajo la tensión constante de un inminente despido que amenaza con desmoronar años de trabajo, sacrificio y estabilidad familiar.
“Hay compañeros que tienen tres, cuatro años en la empresa; otros llevan más de una década dedicando doce, catorce horas diarias a su labor. Muchos somos padres de familia, con hijos pequeños. Este trabajo representa más que un salario, es nuestra seguridad y el futuro de nuestras familias. No es justo que ahora nos vean como desechables”, lamentó, bajo anonimato, un jefe de turno con base en el activo de Tabasco, pero con residencia en Agua Dulce.
Esta misma semana, decenas de trabajadores de confianza de diversas refinerías y activos petroleros en Tabasco, Campeche y Veracruz fueron notificados de su baja, en algunos casos de manera abrupta y sin previo aviso formal. La empresa productiva del Estado, argumentando lineamientos federales de austeridad, ha enmarcado estas decisiones dentro de un plan de “optimización de gasto” y “reingeniería administrativa” para reducir el costo de la nómina de confianza.
Sin embargo, los afectados denuncian que estas medidas atropellan derechos laborales adquiridos, como la antigüedad, la jubilación y el derecho a una liquidación conforme a la ley. Además, sostienen que el personal de confianza no tiene el blindaje sindical del contrato colectivo, quedando vulnerables ante los recortes.
En Agua Dulce, el clima laboral es de total incertidumbre. Varios profesionistas de confianza consultados expresaron su indignación ante lo que consideran un trato injusto y deshumanizado. “No pedimos privilegios ni canonjías políticas, pedimos justicia. La mayoría no ganamos sueldos de altos directivos, pero somos quienes estamos en las plantas, en las líneas de proceso, en las plataformas, garantizando la producción segura de hidrocarburos todos los días”, señaló otro trabajador de seguridad industrial.
Muchos de los profesionistas de confianza encargados de áreas operativas no solo aportan años de experiencia, sino que han sido clave para sostener las operaciones críticas en plena pandemia, durante crisis de mantenimiento, accidentes industriales y contingencias climáticas que han puesto a prueba la capacidad de Pemex.
“No somos los burócratas de oficinas centrales, somos los que metemos mano a las válvulas, los que coordinamos los sistemas de seguridad, los que respondemos cuando hay una fuga o una emergencia en campo. Si van a recortar, que evalúen el desempeño, no solo la nómina. Aquí hay gente que sostiene la seguridad y productividad de Pemex desde el terreno, no desde un escritorio en la Ciudad de México”, agregó otro ingeniero, visiblemente molesto.
Agua Dulce es un municipio históricamente vinculado al sector energético. Las plantas de separación, almacenamiento, rebombeo y procesamiento en la región alimentan parte importante de la logística de Pemex. Muchos profesionistas locales, formados en universidades de la región, encontraron en la empresa una oportunidad profesional que les permitió arraigarse, comprar vivienda, formar familia y aportar al desarrollo económico de la zona.
“Si nos quitan esto, nos condenan al éxodo o al desempleo. Aquí no hay opciones comparables en el sector privado. Nuestra vida profesional está aquí, y también el futuro de nuestras familias”, concluyó uno de los entrevistados.
Mientras los recortes siguen avanzando en otras regiones, los profesionistas de Agua Dulce se mantienen en vilo, con la esperanza de que los criterios de evaluación no se basen únicamente en recortar números fríos de presupuesto, sino que reconozcan la experiencia, el compromiso operativo y el alto costo humano que implicaría un despido masivo de personal técnico especializado en una zona donde Pemex ha sido por décadas el único motor económico estable.