José Vargas.
Coatzacoalcos, Ver.— En lo profundo de la zona rural del municipio de Coatzacoalcos, el miedo ya no solo proviene del silencio de la noche o del peligroso gusano barrenador que acecha al ganado. Ahora, una nueva amenaza más sigilosa, feroz y mortal mantiene en alerta permanente a los pobladores del ejido Guillermo Prieto: un gran felino salvaje que ha comenzado a cobrarse vidas… y no son humanas, por ahora.
Durante las últimas semanas, al menos cuatro animales dos vacas y dos becerros han sido brutalmente atacados y devorados por lo que los testigos describen como una pantera negra, aunque otros hablan de un puma o incluso un tigre. Las evidencias son claras: cuerpos despedazados, rastros de garras profundas y órganos internos arrancados con violencia.
La situación ha generado una preocupación creciente entre los ganaderos locales, quienes se enfrentan a pérdidas económicas significativas, pero sobre todo a un escenario de riesgo inminente para quienes habitan o transitan por la zona.
“Ya ha afectado a varios ganaderos de aquí de Guillermo Prieto. Se comió dos vacas y dos becerros. Puede haber pérdidas humanas, y luego nos vamos a lamentar”, expresó Antonio Custodio González, uno de los afectados.
Durante una reunión comunitaria en la agencia municipal, José Jair Antonio Custodio, joven pescador del ejido, relató el momento en que avistó al animal junto a su padre, cerca de la costera, en un punto conocido como la Bocanita una zona de tránsito común para pescadores y visitantes en temporada vacacional.
“Tenemos temor de que nos vaya a lastimar ese animal. Invitamos a los pescadores a no caminar por las noches por la costera, los límites con Francisco Villa y la zona donde estaban los pozos”, advirtió el joven con evidente preocupación.
Por su parte, el agente municipal Ángel González González confirmó la gravedad de los ataques y la forma en que el animal devasta a sus presas.
“Este animal desgarra a sus víctimas. Les saca parte de sus órganos. Tenemos conocimiento de una persona que intentó ser atacada, pero vamos a recopilar más evidencia para comprobarlo”, señaló.
Ante la incertidumbre, los pobladores han comenzado a organizarse en grupos de vigilancia nocturna para proteger su ganado, evitar más pérdidas y prevenir una posible tragedia humana. Sin embargo, esperan una pronta intervención de las autoridades ambientales, de seguridad o protección civil, antes de que la situación escale y se cobre una vida.
Por ahora, el misterio de esta pantera si es que realmente lo es mantiene a Guillermo Prieto al borde del miedo, entre el rumor y el peligro latente. Un silencio inquietante se cierne sobre el monte, interrumpido solo por el eco de los animales que ya no regresaron.