Rolando Olivares Ahumada, ex alcalde de Martínez de la Torre ha sido detenido por fraude especifico contra una empresa de San Luis Potosí. Mientras algunos medios de comunicación lo han glorificado como un gran empresario de éxito, pilar del sector de los cítricos en Veracruz, la realidad sobre su persona es completamente distinta, pues su biografía personal lo acerca más a los peores hacendados porfiristas que se enriquecían explotando a sus trabajadores, teniéndolos endeudados de por vida en las nefastas tiendas de raya.
Así, Rolando Olivares Ahumada ha sido una tragedia para las víctimas de sus estafas millonarias, especialmente los productores de limón de Veracruz, Tabasco y Oaxaca a los que hundió en la bancarrota por no pagarles los embarques de cítricos para su empresa Citrícola San Gabriel, la empacadora del norte del estado que desde hace mucho tiempo es referencia a nivel nacional de fraude, mala pagas y estafas, y al que por fin le pusieron un alto.
Como alcalde de Martínez de la Torre es recordado por sus historia de corrupción, abusos y atropellos al amparo del poder, así como todos los jugosos negocios que se agenció de desde la obra pública municipal, y todos los proveedores de servicios que se fueron a la ruina porque no les pagaba.
Olivares Ahumada no actuaba solo, en este esquema de estafas y fraudes era acompañado por su dos hijos, Rolando Gabriel y Rodrigo Olivares Velázquez, sus socios en la empacadora con razón social AGROINDUSTRIAS SAN GABRIEL S.P.R. DE R.L., constituida en 1999 ante el notario Raúl Gustavo Gutiérrez Ávila, en Martínez de la Torre, según el documento notarial 10030 que obra en el Registro Público del Comercio.
Olivares Ahumada era buscado por las autoridades de San Luis Potosí después de haber estafado a una gran marca de cítricos a la que pensó que le haría lo mismo que a los pequeños productores del sur del país, sin poder y sin contactos en la política, y a los que manipulaba y esquilmaba a su antojo.
Una sola llamada sirvió para poner a este pillo tras las rejas, justamente fue apresado momentos después de descender de su avión privado que tanto presumía, cuando intentaba llegar a su domicilio, y fue trasladado al estado de San Luis Potosí donde un juez lo reclama por el delito de fraude especifico.
¿Pero quién es Olivares Ahumada en el mundo de los cítricos?, en su momento tuvo un empaque en Martínez de la Torre, empresa que nunca tuvo gloria ni reconocimiento entre los limoneros de las grandes ligas del norte del estado pues su solo nombre representaba referencias de tranzas, mala paga, fraude y deudas.
Al paso del tiempo, su alocado y excéntrico estilo de vida le fue cobrando la factura a sus negocios, pues antes el que le pagaba las deudas de su mala administración, era su padre, que le cumplía sus caprichos de niño mimado que mutó en todo un hampón, sin vergüenza al que no le importaba quitarle el producto de su trabajo a los limoneros que estafaba en Veracruz, Oaxaca y Tabasco.
Personas allegadas a Olivares Ahumada, que hablaron con el reportero en anonimato, expresaron que “era una persona aparentemente bondadosa, bienhechora, pero en el fondo era un lobo con piel de oveja que te engañaba, te endulzaba el odio para que el productor le entregara su fruta y no se la pagaba en un mes, en dos ni en tres o hasta años, hasta que se cansaban de cobrarle”.
“Por ejemplo, a veces te decía, tráeme tantos carros de limón para tal fecha y te los pago de contado… todo era mentira, le traían la fruta y no pagaba, te decía, vente en 15 días y te lo pago, y me traes otro camión… llegaba la fecha, el nuevo camión de fruta, y no te pagaba nada. O solamente te daba una parte muy pequeña para generar el compromiso y después no pagar”, relató un ex trabajador.
Esta técnica la aplicaba con productos de todo tipo en Veracruz y en otros estados limoneros.
Son cientos de personas a las que Olivares Ahumada llevó a la quiebra en sus huertos pues los limoneros dependían del pago de la fruta para seguir pagando mano de obra, fertilizantes, químicos y fletes, al grado de que al productor regular no le resultaba el negocio.
“Cuando ya no podía engañar más a los productores con su razón social AGROINDUSTRIAS SAN GABRIEL S.P.R. DE R.L, hábilmente, con el apoyo de sus hijos, creaba otras razones sociales, con los mismos datos, pero nombres distintos de las empresas para atraer nuevos clientes cautivos y hacerles lo mismo.
A pesar de haber cursado educación en los mejores colegios del país, como el Tecnológico de Monterrey, incluso con preparación en el extranjero, Rolando Gabriel y Rodrigo Olivares Velázquez son tan nocivos y malos negociantes como el padre, ambos juniors traen la misma escuela de cometer fraudes y estafas, aprovechándose de los productores de cítricos sin contemplación y ningún grado de valores éticos o humanos.
En el registro público de comercio hay al menos 9 razones sociales distintas en donde Olivares Ahumada y sus hijos aparecen como socios, mismas que empleaban para engañar a los limoneros y quitarles su producto, al final del día todo terminaba en su empacadora de Martínez de la Torre.
La noticia de su detención, sin embargo, alegró a muchas personas que terminaron mal, incluso algunos hasta han muerto esperando que este sujeto les paguara sumas millonaria de producto que les mandaban y que nunca les liquidó, o solo daba abonitos insuficientes para sostener los huertos y pagar mano de obra.
“Tenía un estilo de vida de excesos, era una persona que no tenía nada de espíritu empresarial, no le gustaban los sacrificios ni mucho menos apretarse el cinturón, como hacen los buenos empresarios”, contó otro de sus biógrafos no autorizados.
“Ese señor siempre andaba en avión privado, sabes lo que cuesta eso, si iba de Martínez a Veracruz o a Xalapa, siempre era en avión privado, pagando mantenimiento, hangar, capitán y todo lo que representa moverse en ese tipo de aeronaves por muy austeras que sean”, comentó la misma fuente.
“Incluso, como alcalde, el mismo tipo volaba en la avioneta de San Rafael a Xalapa, solo a temas de trámites, nunca lo veías tomar una carretera.
A donde llegaba con sus aeronaves, además, ya lo esperaban lujosas camionetas blindadas, guaruras y toda una corte de servidumbre para asistirlo durante sus visitas a la Ciudad de México o a otros destinos.
Siempre gustaba de estar en los mejores hoteles, los mejores restaurantes y por su puesto, pagar cuenta de 15 a 20 mil pesos en vinos y comida a diario porque así era su tren de vida.
Y se daba esta vida de magnate mientras los productores que le vendían se pasaban los días y los meses esperando el tan anhelado pago por la fruta que le vendían.
Mientras Olivares Ahumada disfrutaba de los mejores vinos, las más ricas viandas, y su vida de millonario, los limoneros estafados tenían que perder sus huertos, vender sus máquinas y deshacerse de todo lo que con gran sacrificio construyeron para su patrimonio sin pensar que se toparían en la vida a un ser tan miserable y gandalla que los iba a esquilmar y a dejar en la ruina.
A pesar de que sus negocios estaban muy mal, sin capital y casi quebrados, y que ya nadie le quería vender frutas porque sabían sus mañas, no le bajaba en nada a su dispendio y boato, lo que sin duda impactaba en su capacidad de pagarle a los productores limoneros, son muchos y muchos los que lo perdieron todo esperando sus pagos, y ya se habla de que en Veracruz se están organizando sus acreedores para irlo a demandar y que no salga de la cárcel hasta no hacerlo pagar sus pendientes.
La crisis actual que sufre el limón en todos el país, por la falta de venta a los Estados Unidos y la sobreproducción, aunado a clientes mala paga como Olivares Ahumada y sus hijos, sin duda han resultado el peor cáncer para la gente del campo que iba al día con sus rejas de limón.
Y sin duda, si el gobierno desea meter un poco de orden en el sector y darle un respiro a los limoneros, lo mejor sería también llevar tras las rejas a sus dos hijos, Rolando Gabriel y Rodrigo Olivares Velázquez, otro par de pillos que ya tienen carrera propia estafando y engañando a las pobres personas que les confían sus productos y a quienes no les pagan, y que viven un estilo de vida de ricos que sin duda no lo son, más que unos viles ladrones como su padre.