Nanchital, Ver., 7 de octubre de 2025
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Lilia Santos
La molestia y la decepción se sienten en las calles de Nanchital. Vecinos de distintas colonias denuncian que la diputada local Ingrid Calderón, representante del Distrito XXX, los ha dejado olvidados desde que terminó su campaña electoral.
Durante los recorridos previos a las elecciones, la legisladora visitó mercados, escuelas y barrios populares de este municipio. Prometió “estar cerca”, “escuchar a la gente” y “gestionar soluciones reales”. Pero, según los propios habitantes, desde que tomó posesión del cargo no ha regresado ni una sola vez.
“Nos hablaba de compromiso, de que íbamos a ser prioridad… y ahora ni siquiera contesta el teléfono. Solo la vemos en fotos en otros pueblos o en redes, sonriendo con gente que no es de aquí”, expresan comerciantes del centro, con tristeza en la voz.
El malestar es generalizado. En colonias como Guadalupe Tepeyac, Lázaro Cárdenas y Benito Juárez, los problemas se acumulan: calles destrozadas por las lluvias, fugas de hidrocarburos que contaminan el suelo y el agua, falta de alumbrado público, y cero apoyo para jóvenes que buscan empleo o capacitación.
“¿Dónde está la diputada cuando más la necesitamos? Aquí no ha traído una sola obra, ni ha gestionado una reunión con autoridades estatales. Nos sentimos invisibles”, dijo un grupo de jóvenes que intentaron presentar un proyecto de centro comunitario, pero no encontraron puertas abiertas.
El Distrito XXX que representa Ingrid Calderón incluye a seis municipios: Coatzacoalcos, Agua Dulce, Las Choapas, Ixhuatlán del Sureste, Moloacán y Nanchital. Pero muchos sienten que, mientras otros municipios reciben atención, Nanchital queda siempre al final de la lista.
“Queremos una diputada que camine nuestras calles, que vea con sus propios ojos lo que vivimos. No queremos más promesas en pancartas ni selfies con autoridades. Queremos acción”, fue el mensaje que repitieron una y otra vez los vecinos entrevistados.
Hasta el momento, la oficina de la diputada no ha emitido ninguna respuesta a estas denuncias. Pero en Nanchital, la paciencia se agota. Y la gente ya no solo pide presencia: exige resultados.
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