Zaragoza, Ver., 19 de octubre de 2025.
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Lilia Santos.
Con la llegada del 1 de noviembre, Zaragoza se alista para una de las celebraciones más emblemáticas del sur de Veracruz: el Día de Muertos. Esta festividad combina respeto, alegría y unión comunitaria, donde la muerte se transforma en un motivo para recordar y rendir homenaje a los seres queridos que han partido.
Las familias ya preparan sus altares domésticos, que incluyen tamales, mole, pan de muerto, chocolate de cacao (popo), frutas, bebidas y objetos que evocan la vida de los difuntos. Las ofrendas se colocan con cuidado, acompañadas de flores de cempasúchil, fotografías y veladoras, elementos que no solo decoran, sino que simbolizan la guía espiritual para las almas que regresan en esta fecha especial.
En el panteón municipal, la tradición cobra vida durante la noche. Velas y veladoras iluminan las tumbas, creando un ambiente mágico y lleno de recogimiento. Familias enteras se reúnen para limpiar y adornar los espacios, mientras la música de bandas locales, mariachis y danzas tradicionales acompañan la vigilia, transformando el cementerio en un espacio de luz, memoria y convivencia.

Rodada ciclista: una ofrenda en movimiento
Una tradición que ha crecido en popularidad es la rodada ciclista, que parte de Minatitlán y atraviesa distintos panteones de la región hasta llegar al de Zaragoza. Durante el recorrido, los ciclistas rinden homenaje a los difuntos en cada parada, convirtiendo la actividad en una ofrenda móvil que une tradición, deporte y comunidad. Este evento atrae a personas de todas las edades y fortalece los lazos entre municipios, mostrando cómo la celebración del Día de Muertos trasciende hogares y cementerios.
Raíces indígenas y preservación cultural
Zaragoza mantiene viva la cultura indígena, con habitantes que aún conservan la lengua náhuatl y transmiten prácticas ancestrales a nuevas generaciones. Esto se refleja en los altares, los rituales de limpieza de tumbas, los cantos y los relatos que acompañan la vigilia. La celebración es, así, un puente entre pasado y presente, donde los recuerdos y las tradiciones se transmiten con respeto y orgullo.
Convivencia y comunidad
Además de la música y la iluminación del panteón, la festividad promueve la convivencia familiar y comunitaria. Es común que vecinos compartan alimentos, historias y recuerdos, fortaleciendo los lazos entre generaciones y reafirmando la identidad de Zaragoza como un bastión de la tradición en el sur de Veracruz.
En suma, el Día de Muertos en Zaragoza es mucho más que una celebración: es un encuentro con la memoria, la cultura y la comunidad, donde las velas iluminan el camino de las almas, los altares honran la vida y la rodada ciclista recorre kilómetros en homenaje a quienes ya no están, manteniendo viva la esencia de esta festividad ancestral.