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En temas políticos no hay sorpresas, hay sorprendidos y el triunfo del expresidente Donald Trump en las elecciones llevadas a cabo a inicios de este mes de noviembre no son un escenario catastrófico que dinamite los planes de la actual administración federal en México encabezada por la dra. Claudia Sheinbaum, es más bien uno de los escenarios posibles para los cuales se elaboró un plan de acción como ruta a seguir. Estamos, bien lo sabemos, ante un hombre estridente, amante del protagonismo y de las cámaras, de la publicidad, la polémica y, sobre todo, del dinero. El personaje público que se ha inventado le ha redituado extraordinarios dividendos tanto en lo económico como en lo político.
Pero ante los escenarios políticos que los “analistas” en México intentan construir ante la opinión pública es necesario hacer unas anotaciones sobre el sistema estadounidense.
1. Estados Unidos es heterogéneo y podemos comerciar con ciertas regiones, como de hecho sucede hoy en día. La composición social, política y económica de los Estados Unidos es bastante distinto de región a región pues estas -11 según algunos historiadores- se fueron fundando en momentos distintos y por grupos de personas con ideales muy diferentes unos de otros acerca del sistema social propicio, desde su entendimiento. Pongo algunos ejemplos:
Nueva York, fundada por comerciantes holandeses, con una vocación comercial, mas globalista sin una idea de pureza racial o religiosa demasiado arraigada, altamente tolerante a la diferencia; la zona del Tidewater, en la que se encuentra Virgiana, fundada por familias aristocráticas, con una visión semifeudal en su fundación, más apegada a las costumbres de la campiña inglesa, o la región sureña de estado como Carolina del Sur, fundada por esclavistas, una zona con un racismo profundamente arraigado. Estas 11 regiones -independiente del fenómeno de las 13 colonias- generó regiones culturales y económicas interestatales bien diferenciadas, es un factor con el que México debería jugar mas impulsando acuerdos también entre estados de la república.
2. Democracia de notables el sistema electoral estadounidense no es una democracia de voto directo, es un sistema en el cual gana quien obtiene al menos 270 votos de los integrantes del colegio electoral, es decir que en un país de más de 330 millones de personas, apenas unos cuantos cientos deciden quién conducirá el ejecutivo federal, como ejemplo tenemos la elección de 2016 en la que Trump se hizo con su primer mandato, pues su rival, Hilarie Clinton obtuvo 2.9 millones de votos mas en la urnas, pero el colegio electoral convirtió a Trump en presidente.
3. No hay izquierda real El sistema de partidos imperante en Estados Unidos no representa la ya mencionada diversidad social del país, su espectro político va del centro-derecha liberal representado por el partido demócrata y el conservadurismo derechista de los republicanos, sin embargo las acciones históricas de ambos partidos les desenmascaran y dejan claro que en ese país no hay una opción de izquierda progresista que propugne por el bien común por sobre el beneficio marginal de unas cuantas minorías adineradas.
4. Hipocresía demócrata La historia nos lo demuestra, pese al discurso progre de los demócratas y la estridencia de los republicanos, a México le ha ido mejor en términos generales con los gobiernos republicanos, un poco mas conservadores y nacionalistas. Tenemos claros ejemplos recientes, Barack Obama deportó alrededor de 3 millones de inmigrantes en sus 8 años de gobierno, mientras que George W. Bush solo deporto a 2 .1 millones en el mismo tiempo, Obama es el presidente que más años ha tenido en guerra a Estados unidos en su Historia y quien ha ordenado bombardear más países extranjeros que ningún otro; así mismo Trump solo construyó en realidad 76 km de muro realmente nuevos, el resto fue sobre lo ya construido previamente. El TLCAN y T-MEC -pilar de la economía mexicana- se han firmado con presidentes republicanos, George H. Bush y Donald Trump.
Por otro lado ya conocemos al Presidente Trump, se entendió muy bien con el proyecto nacionalista de la 4T, y reconoce a México como lo que es, no solo su principal socio comercial con quien hoy sostiene un intercambio comercial de 745,600 millones de dólares, sino un aliado estratégico en su intento por ralentizar el avance de su principal rival económico, militar y político, la pujante potencia China, pues México tiene ventajas comparativas importantes como la mano de obra calificada, la cercanía geográfica, un creciente número de graduados de distintas ingenierías y un sistema de educación media superior y superior que se está en expansión.
Dicho lo anterior, que procuraré profundizar en una futura entrega, es tiempo de calma, la economía mexicana estará bien, tenemos funcionarios que conocen muy bien a Trump y que son duros negociadores, las dinámicas actuales de la economía internacional nos favorecen, la enorme disciplina fiscal, estabilidad económica y política, el mercado interno en franca expansión y otros factores colocan a México en su mejor momento en décadas para entablar una relación menos asimétrica con nuestro vecino del norte.