Árbitro extranjero, $12,500 al
mes; un mexicano, $2,500
En la temporada 67-68, el
“malinchismo” a todo lo que da
Difícil pitar en primera división,
debes imponerte: Arturo Brizio Carter
Por Noé Flores Cortés
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Ayer, hoy y siempre, el tema del arbitraje ha sido polémico, un trabajo indispensable, necesario y que con nadie queda bien; ciertamente ese no es su trabajo, quedar bien, sino sancionar, impartir justicia dentro del juego y eso es difícil; hasta hace poco PROFESIONALIZARON esta labor, aun así existe un abismo entre el sueldo de un jugador y de un silbante, amén del “malinchismo” que siempre ha existido.
Siguiendo con la historia del balompie mexicano y echándonos un clavado a los libros, concretamente a la colección Futbol Colección de Oro, un regalo de un gran amigo, el capitán Díaz Mori QEPD, padre de dos buenos amigos también Jose y Gery, nos encontramos con el tema arbitraje, donde desde entonces, había favoritismo para el arbitraje.
La cabeza de esa nota periodística de JAVELIN, dice ¿Es despilfarro o qué?, como balazo señala que es la Realidad del arbitraje mexicano; un silbante importado gana $12 mil 500 pesos MENSUALES.
En este momento es una cantidad de risa para un silbante de primera división, pues se profesionalizó su labor y ahora, viajan bien, comen muy bien, se hospedan en buenos lugares y su sueldo es decoroso; bueno, ahora pueden vivir de ello.
Pero la realidad es que ese dinero que ganaban los árbitros extranjeros de $12 mil 500 pesos mensuales, era un mundo, sobre todo, comparado con lo que ganaban los silbantes MEXICANOS, $2 mil 500 al mes, pitando cada ocho días, es decir, $625 pesos por juego.
La nota de la revista indica que en la temporada 1967-68, varios silbantes de calidad fueron relegados, pues cambió la manera de designar, de ahí que algunos se hayan retirado y lejos de apoyarlos pagandoles bien, prefirieron traer silbantes extranjeros y pagarles mucho dinero.
Al iniciarse la temporada 67-68 Fernando Buergo enfermó, Rafael Valenzuela se había retirado por llegar al límite de edad, dejaron de sancionar juegos Ramiro García, Héctor Ortiz, Felipe Buergo y Diego de Leo; sin seis elementos base del arbitraje mexicano, arrancó la temporada sin incidentes graves, pues le dieron la confianza en los que ya venían pitando como, Alfonso González Archundia, Javier Galindo, Abel Aguilar, Raúl Osorio, Germán Fuentes del Villar, Conrado Lezama, Vicente Medina, Ricardo Basurto, Antonio R. Márquez y los noveles Domingo de la Mor, Jacobo Vela, Marcel Pérez Guevara, Manuel Miranda, Horacio Fernández y Ricardo León.
De manera inexplicable, empezaron a relegar a éstos silbantes y vinieron los extranjeros, algunos de ellos de gran calidad como Diego de León, que dejó escuela; después trajeron a Arturo Yamasaki y a él le pagaron $12 mil 500 pesos mensuales, lo que causó gran bronca, pues a los mexicanos les pagaban $2 mil 500, es decir, la diferencia fue de $10 mil pesos.
La nota, de la revista señala que los silbantes mexicanos tenían que tener dignidad y reclamar, exigir, pedir que les dieran el mismo trato.
Hoy ya no hay árbitros extranjeros, pero los que llegaron cobraron lo que quisieron y les dieron el puesto de dirigentes a su retiro, Yamasaki y Codesal, por citar un ejemplo.
LA ANÉCDOTA CON BRIZIO
Esta nota, me hace recordar una anécdota, con Arturo Brizio Carter, sí el que ahora es presidente de los silbantes; en una charla le pregunté qué era más difícil, pitar un juego de primera división o uno de tercera.
Brizio me contestó con una pregunta, ¿Qué es más difícil, narrar un juego de tercera o uno de primera?
Mi respuesta fue rápida, es más fácil narrar un juego de primera división, que uno de tercera y el motivo es sencillo, en primera división, (por experiencia), fácil conoces a primera vista a ocho jugadores de cada equipo cuando menos y el resto, pues sobre la marcha los identificas y en tercera división, son puros chavos, muchos de ellos debutando y no conoces a nadie, pero además, en primera división, los jugadores pueden hilar tres y cuatro pases, mientras que en tercera es pegale y corre.
Ahora el turno fue para Arturo Brizio Carter:
“Primera división, es difícil, es complicado y a diferencia tuya, para mi uno de tercera o segunda, no tienes problema, pues los chavos obedecen lo que les dices y pocos te reclaman; mientras tanto en primera, debes entender que le estás sancionando un juego a 22 MILLONARIOS, todos ganan diez veces más que tu y algunos de ellos, no traen una buena base educativa y con dinero en la bolsa se sienten intocables, cualquiera te quiere ningunear, por lo que tu debes imponerte, tener personalidad y autoridad para dirigir el juego”.
¿Cuál es la clave para lograrlo?
“Bueno, primero que nada, a mi siempre me funcionó, tratar a todos los jugadores con respeto, algunos les hablo de usted, por su nombre, pero siempre con firmeza y seriedad y así más o menos puedes caminar bien; pero mira, a un chavo de barrio (con todo respeto a la gente de barrio), le pones un millón de pesos en cada bolsa y se siente rey y te quiere gritar y tu tienes que saber manejar esas situaciones, siempre con autoridad”.