CRONICAS, RELATOS Y LEYENDAS DE ATOYAC, VER.
15 de septiembre de 2025
UN DIA COMO HOY
*Caña Amarga
La creación del Sindicato de Campesinos y Obreros Hermanos Carrillo Puerto trajo a la región tres nuevas clases sociales:
1.- Campesinos: entre los que se encontraban Ejidatarios y pequeños propietarios que trabajaran la tierra;
2.- Obreros: que trabajan en el ingenio El Potrero y no aceptaron el reparto agrario y
3.- aquella formada por quienes siguieron trabajando en el ingenio El Potrero y también obtuvieron un pedazo de tierra para cultivarla.
En este último grupo se encontraba el joven Aarón Torres quien empezó a trabajar en el ingenio hasta alcanzar el cargo de segundo azucarero y conocer el proceso completo del proceso del azúcar.
Pero además, también tenia su parcela, la cual compró con sus ahorros al trabajar en el ingenio, por lo que también conocía el proceso de siembra y cosecha de la caña.
Hijo del matrimonio formado por Don Pablo Torres Álvarez quien fue alcalde de Atoyac, Ver. en el bienio 1928-1929 y la Sra. Prisciliana Freyre, fue el mayor de 10 hermanos.
En la década de 1950 contrajo nupcias con la Sra. Alfonsina Villa Olazo, pero todos los conocíamos por Doña Concha, con quien procreó 5 hijos, Cristóbal, María, José Alfredo, Hilda y Aarón, llegando a vivir en la Col. Cortina.
En la década de 1960, viendo las necesidades y problemas a los que se enfrentaban los productores de caña, los convenció para unirse en la defensa de sus derechos naciendo la Unión Local de Productores de Caña del Ingenio El Potrero, adhiriéndose a la C. N. C.
Del mismo modo, con lo que vivía a diario en el departamento de Tachos en el ingenio El Potrero, realizó una fórmula para que, en base a los kilogramos de azúcar que producía el ingenio con las cañas industrializadas, los productores tuvieran un precio de garantía y justo por su producto.
Cuando Luis Echeverria publica el decreto cañero, aquella simple fórmula ideada por Aarón Torres y adecuada por los expertos, sirvió para que todos los productores de caña del país recibieran el precio justo por sus cañas.
Siempre luchando en la defensa de los productores de caña, su gente, fue acosado para intimidarlo, pero jamás se dobló.
Cuando aquel 21 de marzo de 1975 José María Martínez Rodríguez hizo entrega de las casas en propiedad de los trabajadores del Conjunto Habitacional de la Sección 23, la familia Torres Villa trasladó su residencia de la Colonia Cortina a su nuevo domicilio.
Con el lema “lo que hace la mano derecha no lo debe saber la mano izquierda fue benefactor de muchas obras en las que ayudo sin pedir nada a cambio, entre ellas, con el apoyo de su Amigo Alfredo B. Bonfil logró la donación de la parcela escolar del ejido Molino Potrero para que el patronato pro construcción de la Esc. Técnica encabezado por Don Eleno García Mora pudieran construir el edificio escolar, así mismo, en alguna asamblea del canal de Riego llevará el nombre del líder agrario que había fallecido recientemente y es así que el canal de Riego se llamará a partir de ese momento “Alfredo V. Bonfil, asimismo era buscado por los vecinos y amigos para que fuera padrino de algún hijo que se iba a bautizar o casar o salir de la escuela.
A principio de la década de 1970 encabeza la primer huelga cañera en el ingenio El Potrero con el apoyo de Alfredo V. Bonfil ,huelga que caló a nivel nacional y que llamó la atención del noticiero 24 horas al grado que el propio Jacobo Zavludowsky vino a recabar la noticia, pero no pudo entrevistar a Don Aarón, por lo que quien dio los pormenores fue Francisco “Chico” Flores en el área de las góndolas en transbordo.
Aquel viernes 15 de septiembre, como todos los días, se despertó temprano, se bañó, se cambió, se calzó su fiel compañera, una escuadra 45 al cinto, se despidió con cariño de Doña Concha su esposa quien salió rumbo al mercado a comprar pescado que se le había antojado desayunar a su marido y de sus hijos, al estar en el Andador Río Colorado busca con la vista a “Chava” su fiel guardaespaldas, no lo ve, y parte a la parroquia de Cristo Rey a escuchar la Santa misa de las 7 de la mañana, al terminó de la misma,, paso, dejo su billete con el aprendiz de monaguillo, Guadalupe Cebada, lo agarra de la cabeza y le dice, me saludas a mi comadre Florinda (mi madre), le digo que yo le doy sus saludos y sale al atrio de la iglesia, busca con la mirada a “Chava” pero de nueva cuenta no lo ve, saluda a los amigos y vecinos, y continuó su rutina, pasar a saludar a au hermana Carlota que vivía a un costado de la iglesia, frente a aquella pochota que marcaba el inicio de la calle que lleva a la escuela Adolfo López Mateos.
Se despide de su hermana y sale rumbo a su casa, al llegar a la iglesia espera un rato para esperar a su compadre Genaro y tratar algunos temas sobre la elección del Comité de la Unidad de Riego Alfredo V. Bonfil, pero no llegó a la cita, del mismo espera a “Chava” y al ver que tampoco llega, decide ir solo para su casa, camina por el costado de la iglesia, pasa frente a las oficinas de campo, llega a la “Y” gira, que por un lado lleva a la colonia Obrera y por el otro a Cuitláhuac. Sigue su camino por la barda perimetral de los cuartos de soltero del Ingenio, hasta llegar a la entrada de la calle Ignacio Zaragoza en la Col. Chapultepec.
Desde temprano Doña Petra Juárez se ha levantado y se sienta a lado de la ventana de su casa, tiene una vista desde la esquina que va a la obrera hasta cerca del arroyo que pasa por el cedro del conjunto habitacional, esperando a alguna madre que le lleve a algún hijo a curar de empacho, de golpe, de “cuajo” o de de espanto, cuando “de pronto vió a dos jóvenes, casi chamacos decía, que tenían rato dando vueltas entre el frente de su casa y la la calle donde vivía Don Aarón, no se le hizo raro, mucha gente transitaba por esa calle, cuando los muchachos ven venir a Don Aarón, caminan nerviosos hacia el, lo saludaron, Don Aaron les regresó el saludo levantando su mano hacia su sombrero, en ese momento, los jóvenes sacaron sus pistolas y le dispararon a quema ropa por la espalda, matándolo al instante” cumplido su encargo salieron corriendo por la calle a San Juan y se perdieron de vista.
En casa, sus hijos que habían llegado de México dónde estudiaban, recuerdan que escuchaban un disco con los exitos de Roberto Carlos, escucharon los disparos pero pensaron que eran cohetes por los festejos del 15 de septiembre y no le prestaron atención.
Pronto alguien llega y les grita, mataron a Don Aarón, mataron a Don Aarón, es como todos salen corriendo a corroborar la noticia, alguien sale al mercado para encontrarse con Doña Concha, que se encontraban en la tienda de Don Pano Roque llorando, alguien le había dado la noticia.
Ahí, bajo un charco de sangre moría aquel líder, aquel luchador social, que no buscaba más que el bien para sus compañeros de clase.
Cuentan las crónicas de aquella época, que los jóvenes que lo asesinaron, regresaron por la noche al velorio, vestidos de mujer, para escuchar los rumores que se comentaran, y en Cuitlahuac se contaba que al llegar a informar que habían cumplido con el encargo, para que no hablarán, ahí mismo les dispararon, matando a uno y el otro, herido logró huir con rumbo desconocido.
Y al igual que muchos otros líderes campesinos que soñaban con mejorar la calidad de vida para sus compañeros y que fueron abatidos, nunca encontraron a sus ejecutores.
Con información proporcionada en algunas pláticas por Doña Petra Juárez, de su hija Hilda Torres Villa y el compañero Juan Diego Rojas González quien hacía guardia en transbordo junto a “Chico” Flores
Recopilador: Nazario Guadalupe Cebada Morales.