CRÓNICAS, RELATOS Y LEYENDAS DE ATOYAC, VER.*
*11 de enero de 2024.*
*UN DÍA COMO HOY*
*11 de enero de 1913.*
(111 aniversario)
**
El 20 de noviembre de 1910 da inicio uno más de los movimientos armados que han destrozado nuestra República.
Con el lema “Sufragio Efectivo y que ningún ciudadano se perpetúe en el poder”, Porfirio Díaz se levanta en armas el 10 de enero de 1876 con el “Plan de Tuxtepec” contra la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada. Bajo ese mismo lema, “Sufragio Efectivo, No Reelección”, inicia la Revolución Mexicana con la intención de acabar con su largo gobierno de más de 36 años.
Esta primera etapa de la revolución culmina en 1911 con la renuncia de Díaz y el triunfo de Madero a la presidencia.
Al considerar que las promesas de repartir las tierras entre los campesinos, Emiliano Zapata se levanta en armas en el Sur. Lo mismo hace Francisco Villa en el norte. Mientras tanto, en la capital se fragua un plan para derrocar a Madero, un golpe militar que se consumará un mes después con la aprensión y muerte de Madero.
Los grupos de rebeldes, zapatistas al mando de Pedro Gabay y federales al mando de Higinio Aguilar y Gaudencio de la Llave, desarrollan escaramuzas en la zona centro de Veracruz. Ambos bandos andan a “rancho”, sin municiones y sin dinero, por lo tanto, las haciendas e industrias de la región son botín de guerra de ambos, y el Ingenio El Potrero no será la excepción.
He aquí la historia:
Por el rumbo del camino de San Juan de la Punta, se ve una gran polvareda producida por el galope de caballos. De pronto, un caballerango que cuida el corte de caña en los campos lo nota y, al ver quién lo producía, monta a pelo su gran caballo alazán y emprende a todo galope una carrera contra el tiempo hacia el ingenio.
En los campos, los cortadores de caña, carretoneros, bueyeros, tlacualeros y aguadores dejan de realizar sus actividades, corren a buscar un lugar donde esconderse y con asombro ven pasar aquel grupo de jinetes que a toda velocidad se dirigen al pueblo o al ingenio.
Al pasar por Pozo Colorado, aquel jinete alcanza a gritar, “vienen los rebeldes, vienen los rebeldes”, y continúa a todo galope su andar, en el rancho, la advertencia es recibida, y las mujeres y los niños dejan sus actividades para correr a esconderse entre los cafetales o cañaverales, mientras tanto, el jinete ha llegado al pueblo y al ingenio, dando la voz de alerta.
En las casas, las mujeres preparan la comida, echan tortillas, las cuales guardan en servilletas bordadas a mano en tenates de hoja de palma, sin embargo, hacen caso a la advertencia y corren con los hijos a esconderse por el rumbo de la Angostura. En el ingenio, la alerta se da, y se preparan para continuar moliendo con todas las precauciones.
El jinete llega a las caballerizas a dar la voz de alarma, y los peones y vaqueros empiezan a guardar los potros, caballos y yeguas cerrando los galpones con candados y buscan un lugar seguro para esconderse.
En el ingenio, se encuentra con el administrador y el jefe político de Córdoba, quienes, junto con un grupo de rurales, habían llegado con la intención de advertir que los generales Higinio Aguilar y Gaudencio de la Llave se han sublevado contra el gobierno de Francisco I. Madero y les da la noticia del posible ataque.
Cuando son advertidos de la llegada de cerca de 300 soldados y se preparan para recibirlos.
Al encontrar el pueblo vacío y a los rurales preparados, los alzados empiezan el saqueo, suenan los 30-30, algunos colt de 6 balas aparecen en manos de otros, e inician los ataques contra las instalaciones, los cuales son rechazados por los valientes defensores. Una y otra vez, los rebeldes intentan pasar la heroica defensa. Ya cayendo la tarde y ante la noticia de que el jefe político había solicitado refuerzos a Córdoba y Veracruz, y ser advertidos de que una columna se veía por el camino real que lleva a Córdoba, el Gral. Aguilar da la instrucción a su corneta de órdenes de tocar retirada, emprendiendo el regreso a su cuartel. Llevándose algunas provisiones, caballos y armas y municiones.
Poco a poco, los habitantes van regresando a sus casas, y la vida vuelve a su normalidad, no sin su dosis de zozobra.
Este será uno más de los ataques que sufre el Ingenio por parte de los revolucionarios o federales.
Recopilador: Nazario Guadalupe Cebada Morales. Corrector ortográfico: Marck Zucaritas Qaker