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Juan Javier Gómez Cazarín.
Lo prometido es deuda y las deudas se cumplen. Cuando menos así es con la gente de bien, la que sabe corresponder a la confianza, la que entiende el valor de la palabra y la que está convencida de que amor con amor se paga.
La gente que no se deja llevar por los dardos envenenados con la infamia de la frustración, el rencor y la envidia; la gente que responde a ellos con trabajo y resultados.
Por eso, nuestra gobernadora, la ingeniera Rocío Nahle, gente de bien y mujer de palabra, cumple su promesa con el pueblo de Los Tuxtlas y la región piñera de Isla, modernizando la mayor parte de la carretera 179.
Fui muy afortunado porque este fin de semana tuve el honor de asistir como invitado al banderazo de los trabajos.
Les platico, para los que no son de por allá: si ustedes observan un mapa de las carreteras que cruzan Veracruz, verán que la 179 es muy importante para esta zona donde convergen La Cuenca, La Región Olmeca y Los Tuxtlas.
No sólo es importante en esa zona específica, sino que es estratégica para el flujo de personas y mercancías en el sur de Veracruz.
La ruta atraviesa a lo ancho el territorio del Estado, uniendo la carretera 180 (la famosa “Costera del Golfo” que abarca 6 Estados) con los límites con Oaxaca, allá por el rumbo de Playa Vicente. Para mayores señas, conecta con la carretera 147, que viene de Oaxaca, pasa por Veracruz y se vuelve a meter a Oaxaca.
Pero esa importancia no se correspondía con su estado físico. El tramo particularmente dañado por lo baches (y el más usado) son los 60 kilómetros de Isla a Santiago Tuxtla.
Transitarla de día era una auténtica calamidad. Cruzarla de noche parecía una larga secuencia de película de terror con tramos oscuros, solitarios y con maleza alta a los lados. Llegabas a donde ibas y querías besar las llantas del coche. Aunque no te pasara nada, el susto te duraba varios días.
La fractura del puente El Mostal, sobre el río San Juan, empeoró las cosas e hizo saltar las alarmas de peligro. El puente está dañado por las lluvias y la corriente del río al punto de que es imposible repararlo y habrá de construirse una estructura completamente nueva, como ya lo instruyó la Gobernadora.
Si hablamos de que Los Tuxtlas son un imán para el turismo y de que la micro región de José Azueta, Isla, Rodríguez Clara y San Juan Evangelista es líder nacional en producción frutal (sobre todo, piña), resulta que la carretera en mal estado es un lamentable freno para estos motores productivos de Veracruz.
Ahora la vía será más ancha (lo que significa más segura) y tendrá un pavimento más resistente. El puente Mostal será nuevecito y más fuerte.
Desplazarse de Isla a Santiago Tuxtla será una experiencia grata, propia de un Veracruz en pleno desarrollo gracias a Rocío Nahle.
Y algo todavía más importante: la carretera 179 es sólo la muestra de una red de comunicación vehicular que está en etapa de renovación.
Otra carretera en Los Tuxtlas-Olmeca, la de Acayucan a Catemaco, que ya había empezado semanas antes; y carreteras como la de Tlalixcoyan o las de la zona norte, como la Platón Sánchez-Huejutla, la Álamo-Benito Juárez, la Llano de Enmedio-Ixhuatlán de Madero, la Tantoyuca-Tempoal, la Tepetzintla-Tantoyuca o la San Sebastián-Chicontepec. En el sur, la Paralelo-Las Choapas. Y muchas, muchísimas más.
Quienes viajamos en carretera por todo el Estado vemos un rostro nuevo en las vías de comunicación veracruzanas.
Y ya saben que mi fin de semana no está completo si no corro. Este domingo, con todo y gripa y un tobillo resentido, corrí la Carrera Coatepec Pueblo Mágico. No hice mi mejor tiempo, pero terminé y me dio mucho gusto ver que éramos más de 2 mil corredores los que compartimos el gusto de sentirnos vivos.