-Ejidatarios van a recurrir a tribunales internacionales para recuperar sus tierras. – Atalaya pone en riesgo la vida de ejidatarios, con caída de rocas de hasta 10 toneladas.
Orizaba, Ver. – Ejidatarios del Ejido Vicente Guerrero mantienen una lucha contra el despojo de tierras que afirman les pertenece, ubicadas en la cima del Cerro del Borrego. Según los afectados, el Ayuntamiento de Orizaba ha ocupado ilegalmente más de 4.5 hectáreas para construir el “Atalaya de Cristal” y el “Museo de Geografía”, entre otras instalaciones.
Luciano Felipe Elizalde López, comisariado ejidal de Vicente Guerrero, explicó que desde 2012 han enfrentado este conflicto. En 2019, interpusieron una demanda por invasión ante el Tribunal Unitario Agrario, sin avances significativos hasta la fecha. “La mitad del Cerro del Borrego, conocido como el Cañón del Río Blanco, nos pertenece según una resolución presidencial de 1926, publicada en el Diario Oficial de la Federación en 1927”, afirmó Elizalde López.
Con documentos en mano, Elizalde López señaló que los ejidatarios son los legítimos propietarios de estas tierras, delimitadas desde 1998 durante el gobierno de Ernesto Zedillo. A pesar de esto, el Ayuntamiento de Orizaba ha desarrollado diversas estructuras en la zona, incluyendo el museo, la estación del teleférico, una parte del fuerte, la capilla, la torre del mirador y la Atalaya de Cristal.
Estos terrenos son vitales para los ejidatarios, quienes los utilizan para sembrar café, aguacate, jinicuil y otros frutos. Actualmente, debido a la disputa, solo pueden sembrar en la parte baja del cerro, en los terrenos correspondientes a Río Blanco.
El juicio con el número 189/2019, que aún sigue en proceso, denuncia la invasión sin permiso y busca justicia para los ejidatarios. Elizalde López destacó que el Ayuntamiento obtiene ingresos económicos significativos de estas instalaciones, mientras los ejidatarios enfrentan pérdida de sustento y deterioro ambiental.
El impacto ambiental es otro punto crítico. La construcción ha afectado la flora y fauna local, incluyendo la tala de árboles y la destrucción de plantas endémicas que estabilizan el terreno y previenen deslizamientos peligrosos. Estas actividades ponen en riesgo las áreas habitacionales cercanas, desde la Facultad de Idiomas hasta San Buena Ventura y Venust