CRONICAS, RELATOS Y LEYENDAS DE ATOYAC, VER.
10 de enero de 2024
10 de enero de 1908.
El coloso de la zona centro sigue su marcha, han pasado 48 horas, el batey sigue recibiendo caña y los molinos siguen su rutina de exprimir las cañas y sacar el exquisito jugo dulce.
Como los días anteriores, el ajetreo en las casas ha empezado muy temprano, con candiles, quinques o velas de cebo se empiezan a iluminar las pequeñas casas de madera o costaneras y techos de zacate de caña o palma.
En los braceros empieza la rutina de poner a hervir la olla de frijoles, café, tal y como lo dice cri-cri, el comal peleándose con la olla por obtener el mejor calor del fuego y asar jitomates, chiles, ajos, cebollas, inundando el ambiente con esos aromas que se funden con el aroma a melaza y el humo producto de la combustión del bagazo en las calderas.
La rutina ha cambiado, mientras algunos hombres se preparan para ir a trabajar al Ingenio otros terminan su turno y saldrán a descansar.
En la calle el andar de los carretas tiradas por bueyes siguen su andar hacia el Ingenio y las vacías a los diferentes frentes de corte.
El tren nocturno pasa anunciando con su silbato que pronto serán las 6 de la mañana.
A las 7 de la mañana, el taller de carpintería abre sus puertas, ahí, entre madera, polines, clavos, martillos, garlopas, sierras y otros instrumentos, los hábiles carpinteros empezaran a cortar tiras de madera de 3 o 4 milímetros de ancho para armar las cajas de cuadradura de azúcar, cajas de aproximadamente un metro por lado y 50 espacios para que se formen los primeros cubos de azúcar, paleadores, cuarteadores y cuberos serán las nuevas categorías que aparecerán en el departamento de azúcar cúbica.
En el día esa será su rutina armar cajas de cuadradura, una vez terminadas serán apiladas y llevadas al área de envasado donde reposaran por este día, al siguiente, alegres granos de azúcar caliente llenaran esos espacios que al enfriarse formaran cubos de azúcar blanca refinada.
También en esa misma área de envasado, han llegado bolsas de manta con letras en forma circular al centro con las iniciales MNSRC, Mexican National Sugar Refining Company, al rededor, con letras negras INGENIO EL POTRERO con la imagen de un potro, un poco mas abajo se lee, AZUCAR REFINADA rematado en la parte superior derecha, 50 kilos, que serán llenadas en los pequeños envases, después serán cosidas y llenaran la pequeña bodega que para tal efecto se ha construido.
Mientras tanto, en la fabrica, aquellos jugos de caña siguen su proceso de convertirse en meladura, luego pasará por los tachos, irán las centrifugas manuales donde a alta velocidad se le quitara el exceso de agua y se tendrán los primeros granos de azúcar mascabado o azúcar “morena”, seguirán su proceso por filtros, se le agregaran otros productos y serán llevados a los filtros de carbón en la refinería, los primeros tanques se empiezan a llenar con una miel blanca, la cual será llevada a los tachos de refino, donde tendrán el tamaño del grano adecuado y el color blanco con esa calidad Potrero que siempre nos ha caracterizado.
En los cargaderos, el Ferrocarril de vapor sigue su marcha, los garroteros, mayor, candela y de punta se coordinan para hacerle llegar las señas adecuadas al maquinista, que checa la presión de vapor, y le avisa a sus fogoneros que mantengan constante la entrega de carbón al hogar de la máquina.
En el campo, los cortadores de caña, siguen cortando esas cañas de “Castilla” y “Hawaiana” que son las variedades más populares en esa época.
Entre la calle real y la vía del ferrocarril se encuentra el caserío, hoy, en uno de esos lotes que inundaban con su olor a chiles, jitomates, cebollas, frijoles hervidos, se encuentra uno de los edificios mas icónicos en la defensa de los derechos de los productores de caña, la Confederación Nacional de Productores Rurales, CNPR con su gran manager Ing. Ángel Gómez Tapia.
Recopilador: Nazario Guadalupe Cebada Morales