Ciudad de México, 02 de octubre de 2023
A la opinión pública
Se cumplen 55 años de la masacre del 2 de octubre de 1968 contra el movimiento estudiantil popular, en la plaza de las tres culturas Tlatelolco, en lo que hoy es la Ciudad de México, crimen de Estado perpetrado por el Ejército mexicano y la Dirección Federal de Seguridad (DFS) quienes cometieron ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura y detenciones arbitrarias con el objetivo de generar terror y acallar el descontento popular.
El gobierno priista encabezado en ese momento por Gustavo Díaz Ordaz junto con el Secretario de Gobernación (SEGOB) Luis Echeverría Álvarez fueron quienes dieron la orden del derramamiento de sangre en la plaza de Tlatelolco.
Aberrante hecho que continúa en la impunidad sin que la verdad de los hechos haya sido esclarecido, enjuiciado y castigado a los responsables materiales e intelectuales de los crímenes cometidos.
El Ejército mexicano es responsable material de la masacre del 2 de octubre de 1968, en su haber queda el registro histórico de ser el artífice material de la política contrainsurgente ejecutada en la década de los 60, 70, 80 del siglo pasado bajo el sofisma de la lucha contra la conjura comunista, por lo tanto, queda demostrado que este destacamento especial de hombres armados fungen como la punta de lanza para imponer los designios de una minoría explotadora a través de la violencia de clase.
El Ejecutivo federal está empecinado en defender al Ejército mexicano como una institución castrense inmaculada y ante la opinión pública los coloca como defensores de la patria, pueblo uniformado que arriesga su vida en la defensa del pueblo, con lo que pretende borrar su esencia represiva en los hechos del pasado y el presente, sin embargo, en la memoria colectiva del pueblo existe el testimonio del cometido de miles de violaciones a los derechos humanos por militares, marinos y policías.
Al igual que en el 68, las instituciones procuradoras de justicia de la actualidad protegen a los perpetradores de los crímenes contra el pueblo, Luis Echeverría Álvarez, uno de los responsables directos de esta afrenta contra el movimiento estudiantil popular murió impune sin que se le haya castigado y enjuiciado por los hechos ocurridos de aquel 2 de octubre.
Hoy como ayer se cometen crímenes contra el pueblo organizado, en proporción cuantitativa es aparentemente menor, pero por su esencia mantienen el carácter contrainsurgente de naturaleza profascista porque pretenden inhibir a través del terror la decisión de lucha del pueblo.
Al igual que los gobiernos del PRI, la actual administración regatea el acceso a la verdad y la justica para las víctimas de crímenes de Estado, su actuar es de indolencia, burocracia y de revictimización, conduce a los familiares de las víctimas a un peregrinar de institución en institución sin avances en la investigación de los hechos.
El Estado mexicano tiene una deuda histórica con el pueblo de México, mientras no esclarezca los hechos del pasado, no se enjuicie a los responsables de los crímenes, los efectos nocivos de eventos represivos se mantienen en el presente y otorgan la venia para el cometido de nuevos crímenes.
A 55 años de los hechos represivos contra el movimiento estudiantil popular la política de impunidad se ha consolidado para mantener en el olvido los crímenes cometidos e inhibir la exigencia de justicia a los responsables materiales e intelectuales, por lo que el pueblo organizado debe mantener la memoria de lucha para garantizar que los crímenes del pasado y el presente se esclarezcan, sean enjuiciados y castigados los perpetradores de los crímenes de Estado.
Fraternalmente
¡2 de octubre no se olvida, es de lucha combativa!
¡Ni perdón ni olvido, juicio y castigo a los responsables!
¡Por la Unidad Obrero, Campesino, Indígena y Popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS