Ángel Sammael Hernández García
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El llamado Plan de San Ricardo fue un movimiento armado que estalló el 14 de julio de 1910 en el poblado de Atoyac, entonces perteneciente al municipio de Paso del Macho, Veracruz. Su objetivo principal era desconocer al gobierno del presidente Porfirio Díaz, derivado de los problemas de desigualdad social y económica de la época. Para comprender este episodio, es necesario remontarse a la célebre entrevista Díaz-Creelman de 1908, donde el mandatario anunció su supuesta disposición a no reelegirse, abriendo así la puerta a la participación política de nuevos actores. Fue en ese contexto que Francisco I. Madero escribió su libro La Sucesión Presidencial en 1910, en el cual expuso su intención de contender en las próximas elecciones y sentó las bases ideológicas del Partido Antirreeleccionista: libertad de sufragio y la no reelección (Schroeder, 1990, p. 44). Luego de la fundación del partido, se celebró una convención nacional en el Tívoli del Eliseo en la Ciudad de México. Ahí se nombró a Madero como candidato presidencial y al doctor Francisco Vázquez Gómez como aspirante a la vicepresidencia. Al evento asistieron 120 delegados, entre ellos figuras relevantes como Abraham González, Aquiles Serdán, Roque Estrada y el propio Cándido Aguilar. Durante su campaña, Madero visitó la ciudad de Orizaba el 22 de mayo de 1910, donde fue recibido por Aguilar (Schroeder, 1990, pp. 44-45).
No obstante, poco tiempo después, Madero fue arrestado en Monterrey, lo que lo llevó a lanzar un nuevo manifiesto para sus simpatizantes. En junio, su hermano Gustavo Madero reunió en la Ciudad de México a los delegados de la convención antirreeleccionista, y juntos acordaron iniciar un levantamiento armado el 14 de julio. Sin embargo, debido a que Madero fue trasladado a San Luis Potosí y aún permanecía encarcelado, decidió cancelar el levantamiento hasta lograr su fuga. Gustavo atendió su solicitud y envió comisionados con la contraorden (Méndez Arzola y Sesma Rincón, 2007, p. 14). Pero el mensaje nunca llegó a Atoyac. Cándido Aguilar, al frente del club antirreeleccionista local, no recibió la contraorden y siguió con los preparativos del movimiento.
En la madrugada del 14 de julio, lanzó una proclama llamando a los veracruzanos a rebelarse. El levantamiento inició con los peones del rancho San Ricardo, propiedad de su familia paterna (Flores Ayala, 2010, p. 278). Esta finca contaba con un pequeño trapiche panelero, un beneficio de café, un tanque recolector de agua, horno de pan, caballerizas y un galpón para trabajadores (Cebada, 2023, p. 4). Desde los quince años, Aguilar había administrado el rancho, destacándose por su capacidad de gestión y el trato justo hacia sus trabajadores (Flores Ayala, 2010, p. 277). Gracias a su liderazgo, Aguilar logró reunir a numerosos simpatizantes, entre ellos Rafael Tapia, Miguel Aguilar, Enrique Bordes Mangel, Miguel Alemán, José Tapia, Pedro Gabay, Severino Herrera Moreno, Vicente F. Escobedo, Petronilo O. García, Marcelino L. Caamaño, Clemente Gabay y Miguel Contreras (Schroeder, 1990, p. 45). Para el levantamiento, se recibió un cargamento de armas transportadas sigilosamente por la ribera del río Atoyac hasta el rancho San Ricardo (Méndez Arzola y Sesma Rincón, 2007, p. 14).
Ese mismo día, Aguilar comandó 120 hombres, quienes sabotearon las vías del ferrocarril en un punto conocido como La Higuera, entre las poblaciones de Atoyac y Potrero Nuevo. Su intención era capturar el tren de pasajeros que pasaba a las cinco de la mañana rumbo a Veracruz. Sin embargo, un tren carguero se adelantó y se descarriló. Al ser descubiertos, las autoridades estatales enviaron tropas en su persecución. Aguilar y sus hombres huyeron hacia Córdoba, siendo alcanzados por las fuerzas rurales en San Juan La Punta (hoy municipio de Cuitláhuac), donde fueron combatidos por tropas federales al mando del general Gaudencio de la Llave. Ante la presión, se replegaron a la sierra (Méndez Arzola y Sesma Rincón, 2007, p. 14).
Después de escapar del general De la Llave, Aguilar intentó establecer contacto con otros rebeldes del movimiento en el país, pero pronto comprendió que su levantamiento había sido aislado. A pesar del fracaso, viajó a San Luis Potosí, donde logró entrevistarse con Madero, y regresó a Veracruz decidido a reorganizar la insurrección. Así, el 20 de noviembre de 1910, Aguilar reunió a más de mil hombres para sumarse al Plan de San Luis y relanzar la lucha revolucionaria en la región (Flores Ayala, 2010, p. 278; Méndez Arzola y Sesma Rincón, 2007, p. 15).
El Plan de San Ricardo, aunque fallido representa uno de los primeros brotes revolucionarios en Veracruz y demuestra el compromiso de Cándido Aguilar con los ideales democráticos del antirreeleccionismo. Su acción anticipada, motivada por la falta de comunicación con la dirigencia nacional, evidenció el entusiasmo y la disposición de lucha en regiones apartadas del centro político del país. A pesar de la derrota, la experiencia sentó las bases para una participación más organizada en la Revolución Mexicana.
Bibliografía
Cebada, N. (2023) “Rancho San Ricardo”, en Crónicas Relatos y Leyendas de Atoyac, Atoyac, CNPR Potero, núm. 1.
Flores Ayala, H. (2010) “Cándido Aguilar (1889-1960), un revolucionario que lideró el primer tramo de la Revolución mexicana”, en Abel Juárez Martínez, Veracruzanos en la Independencia y la Revolución, Xalapa, Comisión Organizadora del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional y del Centenario de la Revolución Mexicana, Secretaría de Educación, Gobierno del Estado de Veracruz, pp. 276- 298.
Méndez Arzola, R. y Sesma Rincón O. (2007) “El grito de Atoyac”, en Atoyac, Xalapa, Junta de Mejoras, Secretaría de Gobierno del Estado de Veracruz, pp. 14-16.
Schroeder, F. (1990) “Cándido Aguilar Constituyente de 1917”, en La Constitución mexicana de 1917. Ideólogos, el núcleo fundador y otros constituyentes, México, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 43-58.