CRÓNICAS, RELATOS Y LEYENDAS DE ATOYAC, VER.
10 de octubre de 2025
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La Planta hidroeléctrica del Ingenio El Potrero.
Seran las dos de la tarde de aquel 11 de febrero de 1905, el Notario Público Manuel Montiel da fe que el Sr. Alfredo B. Adams y su esposa Carolina G. de Adams ceden los derechos de la Hacienda El Potrero a la Mexican National Sugar Refining Company administrado localmente por C. F. Nichols, adquiriendo la obligación de liquidar tres hipotecas que tiene la Hacienda.
Desde ese momento, la Mexican National Sugar Refining Company tiene la firme intención de construir un gran Ingenio Azucarero con la tecnología de punta de aquella época; el proyecto contemplaba construir un Ingenio Azucarero con la primer refinería, una fábrica de alcohol, y además, construir su planta generadora de electricidad y para ello construir una represa en el cauce del río Atoyac.
Tras una reunión en la hacienda el Potrero, se toman las primeras acciones y la gran pregunta ¿Donde se construiría el nuevo ingenio?.
Después de mandar a elaborar los planos del nuevo ingenio, 13 se convierten en el número mágico.
El nuevo ingenio deberá construirse exactamente dónde la pendiente de la línea conductora de agua para hacer funcionar el rotor del generador hidroeléctrico sea como mínimo 13 metros de diferencia entre el vaso receptor de agua y la entrada de agua a los alavés del rotor.
Empieza la labor titánica de medir la pendiente del río Atoyac que cumpla con el requisito del número mágico, 13 metros.
El equipo de topografía encargado de medir la altura en los diferentes puntos del río para encontrar los que cumplan con la pendiente requerida se encuentran con un gran problema, la ortografía del río hace imposible tomar lecturas a lo largo del río, entonces se propone usar la tecnología más actualizada, que resulta no ser tan actualizada.
En 1648, Blaise Pascal hace un descubrimiento en el que mediante la presión barométrica se puede calcular la altura de cualquier punto al descubrir que la presión barométrica disminuye con la altura, Joseph Louis Gay Lussac inventa el globo barométrico hacia 1708 y los hermanos Montgolfier inventan el globo aerostático hacia 1783.
Con la combinación de esos tres inventos, en 1905, surcan en el aire un par de globos aerostáticos con equipo barométrico para calcular las diferentes alturas a lo largo del río Atoyac, desde su nacimiento hasta cerca de lo que hoy es el campo el Estadio en la Col. Sixto González, esto en virtud de que a partir de ahí, el cauce del río es sinuoso.
Al realizar las sumas de las diferenciales barométricos entre distintos puntos, lograron identificar que entre el lugar denominado La Angostura y el rancho de José Tres Gallos y además en línea recta había una diferencial de 13 metros entre los dos puntos.
Ya con los datos precisos y con la ayuda de un grupo de arquitectos se diseña el plano de construcción de la línea de agua y la planta hidrogeneradora de electricidad, la cual tendrá una capacidad de producción de 2,400 volts.
El proyecto constará de una represa, un vaso regulador de agua, las líneas de conducción, dos vasos de turbulencia, un tubo de oscilación y la planta eléctrica.
Inician los trabajos en 1906, se desvía una parte del río para construir el vaso de entrada, y la parte derecha de la represa, a 100 metros se construiría el primer vaso de turbulencia, atras de la hoy colonia Los Pinos, se instalará la torre de oscilación, este tubo servirá como respiradero y evitar las entradas de “aire” en la línea de conducción y además servirá como amortiguador ante algún golpe de ariete por el repentino paro súbito del rotor principal.
A mediados de 1907, son concluidos los trabajos de la planta hidrogeneradora, la línea conductora con sus vasos reguladores y la torre de oscilación, la represa no va a hacer terminada hasta junio de 1908, pero ya puede mantener la cortina de agua suficiente para entrar en la línea de conducción.
El represero recibe la orden de abrir la compuerta del vaso llenador y poco a poco empieza a fluir el agua en la tubería hasta llegar a la válvula principal sobre el rotor hasta llenarse por completo, poco a poco, la van abriendo los operarios, el agua empieza a caer sobre los alavés, y poco a poco empiezan a hacer girar el rotor, pronto, un foco colocado exprofeso, empieza a parpadear, en el panel de control, técnicos ingleses revisan los equipos que empiezan a marcar el voltaje, amperaje y otros datos, por fin el foco se enciende y el voltaje generado empieza a subir hasta alcanzar los 2,400 voltios, se regulan las válvulas para mantener estable el voltaje, este es enviado a través de cables hacia los diferentes transformadores en el interior de la fábrica inconclusa, donde se va a reducir a 440, 220 o 110 Volts con lo que funcionaran los diferentes equipos.
Pronto, la Calle Real, aquella donde Maximiliano y Carlota pasaron una noche alumbrados por 200 antorchas llevadas por los esclavos de las diferentes haciendas que habían sido prestados para tal función, era alumbrada por pequeñas bombillas.
La ampliación del ingenio en 1964 y la adquisición de 4 turbogeneradores eléctricos termino con la vida útil de aquella planta hidroeléctrica, hacia 1970.
Mientras tanto, al concluir los trabajos de la barda perimetral de la planta hidroeléctrica del río, un trabajador anónimo, con un clavo, en el reboco fresco, escribía las letras M N S R Cº, con una escuadra o algún madero recto hizo líneas horizontales y perpendiculares para enmarcar las letras en un cuadro que quedó como “CÁPSULA DEL TIEMPO” sin saber, que hoy, a más de 118 años nos sigue maravillado por recordar tan memorable momento histórico.
Vaya un homenaje a ese héroe anónimo que tuvo la genial idea de dejar, *un fresco” cuál si fuese
un Da Vinci, para la historia.
Créditos: Ing. Héctor Lezama Fernández, Raúl Leopoldo Trujillo Cortes y archivos personales.
Recopilador: Nazario Guadalupe Cebada Morales.