El dinero no nos crea, sólo nos desenmascara (Henry Ford).
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Jorge Salazar García. 9/12/24
La demoledora y realista frase del titulo fue pronunciada en la película “Mátalos Suavemente”* por Jackie Cogan (Brad Pitt), asesino contratado para recuperar el dinero de la mafia, robado por dos ladronzuelos. Al terminar su trabajo se encuentra en un bar con Driver, (Richard Jenkins) el abogado intermediario de los mafiosos. Driver, mientras está sentado ante la barra ve la televisión, e intenta renegociar el pago final. Cogan no acepta. Entonces, el abogado, al oír la frase “somos un pueblo”, le pregunta al inflexible sicario:
– ¿Escuchas esa frase? Es para ti.
– No me hagas reír. «Somos un pueblo» es un mito creado por Thomas Jefferson (1801-1809). Al escribir “Todos los hombres son creados iguales” (dijo) palabras en las que claramente no creía, dado que permitía que sus propios hijos vivieran en esclavitud. Él era un snob rico y blanco que estaba harto de pagar impuestos a los británicos. Así que; sí, escribió algunas palabras hermosas e incitó a las masas; que salieron y murieron por esas palabras mientras él se sentaba, bebía su vino y se follaba a su esclava. Este tipo quiere decirme que vivimos en una comunidad. No me hagas reír. Vivo en Estados Unidos (EE.UU), y en Estados Unidos estás por tu cuenta.
Hablando de negocios
Las raíces de la palabra negocio “nec”, “octium” significan “no sin recompensa” y se refieren a cualquier actividad que genere ganancia económica, vendiendo e intercambiando productos o servicios. La ganancia es lo que queda después de cubrir gastos y costos, destinada a la acumulación de riqueza del negociante o empresa. De los negocios, básicamente se derivan tres clases de relaciones: negocio-cliente, negocio-negociante y negocio-Estado. Lo legal es que la parte que pone el precio entregue lo ofrecido y el que lo paga reciba lo esperado. Desgraciadamente, esa legitimidad no existe en el capitalismo debido a los monopolios, cuya esencia es acumular riqueza violando las leyes. En la primera relación el negocio despoja al cliente; en la segunda, al negociante débil y, en la tercera, al Estado. A quienes se despoja realmente es a los trabajadores, pues resulta que son quienes con “su esfuerzo aplicado a la producción producen la riqueza”. Resulta que el poder económico los roba por triple partida: como clientes (consumidores), como pequeños empresarios y como contribuyentes cautivos cuando se apoderan del Estado.
Para hacerlo “legalmente” convierten a los gobernantes en sus gerentes y a las leyes en depositarias de sus reglas empresariales. De ese modo, desde la educación y los medios, transforman a los trabajadores en fanáticos del falso sueño americano (ser millonarios) mientras los enajenan y sobreexplotan. El poder económico aliado al político, cambia la naturaleza del Estado, poniéndolo al servicio de de las corporaciones. Así, los Estados controlado por el capital, permiten que los lobos trasquilen impunemente a las ovejas y, de no hacerse nada, como sucede ya en EE.UU, los lobos no sólo trasquilarán a las ovejas, las devorarán.
La Nación lobo
Desde su fundación, los EE.UU fueron concebidos como negocio: los despojos, abusos, engaños y la fuerza fueron sus predilectas herramientas utilizadas en robar la riqueza a los dueños originarios de las tierras que invadieron. En menos de un siglo los codiciosos que vieron en los colonos honestos y en el incipiente Estado, minas de oro inagotables fundaron monopolios, ¡hasta en la política! Instituyeron los dos únicos partidos que los han gobernado: Demócrata (1828) y Republicano (1854), ambos compuestos de millonarios, de derecha y de extrema derecha, respectivamente. El triunfo de Trump (republicano) representa, simplemente el regreso de los peores (fascistas, racistas, ladrones, …) a la guarida de esos trúhanes: la Casa Blanca. De aquí nace la idea de que el poder económico debe predominar sobre el político y dónde los negocios son la “piedra angular de su política exterior”.
Lo dijo el presidente Calvin Coolidge en 1925: “el negocio principal del pueblo estadounidense son los negocios”. Y, aunque ha habido presidentes yanquis conscientes de ese perverso dominio, o los matan o derrocan. Roosevelt (1933-45), por ejemplo, prometió declarar la guerra a los príncipes privilegiados de esas dinastías económicas. Contrario al presidente Einsenhower (1953-61) que expresó: “lo que favorece a General Motors, favorece a EEUU. Su secretario de Estado, John Foster Dulles, refiriéndose a los negocios, dijo: “Estados unidos no tiene amigos, sólo intereses”. Que no es más que un parafraseo de lo afirmado por John Quincy Adams (1825-29): “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”. Trump resultará ser el mejor aliado de esa oligarquía rancia, pero poderosa.
México S.A
En varias ocasiones el expresidente AMLO, señaló la necesidad de separar el poder económico del político. Al cual culpó de la inequidad, la corrupción y la morbosa concentración de la riqueza en pocas manos. Posteriormente se retractó diciendo: “tenemos que hablar con inversionistas, con empresarios para que no se asusten. Decirles que el cambio va contra la corrupción (política), que va a haber equilibrios macroeconómicos, vamos a ser respetuosos de la autonomía del Banco de México, no vamos a aumentar impuestos (a los ricos), no vamos a endeudar al país. Aún más, en 2017, teniendo a John Ackerman de intérprete, se reunió con los banqueros de Black Rock prometiéndoles convertir a su gobierno en el principal accionista de la bolsa de valores de México y aceptó hacer el tramo Tulum- Cancún.
En lugar de evitar la perniciosa relación dinero privado-política, la fortaleció. Los señorones siguen apropiándose de bienes nacionales, evadiendo impuestos, saqueando el presupuesto y controlando instituciones. Ese patrón se evidenció entre 2023 y 2024: mientras el número de personas con más de mil millones de dólares (22 mil millones de pesos), pasó de 14 a 22 personas y los bancos ganaron como nunca, la gente en condición de calle (cruceros), drogadicción, violencia, emigración, déficit y sobre todo el endeudamiento (17 billones de pesos) amenazan con salirse de madre.
Cierto, amplió el presupuesto social para estar bien con “Dios”, pero también con el diablo. De aquí se deriva que brindó seguridad a los lobos, más que a nadie. Al respecto, Wikileaks, agencia informativa fundada por Julian Assange en 2006, filtró en 2010 documentos secretos del Departamento de Estado yanqui, facilitados por Chelsea Manning, ex-analista de inteligencia del Ejército. Esa fuente refiere una reunión de AMLO, sostenida con el embajador de EUA, Tony Garza, en 2006. En esta promete, de llegar a la presidencia, modificar la Constitución para crear la guardia nacional militarizada. El peje cumplió a los poderosos: el Estado funciona como negocio, la emisión de dinero la hacen banqueros privados y las leyes e instituciones sirven a un grupúsculo de monopolios y políticos. El país funciona como una empresa, siempre en quiebra, que los gobernados-esclavos deben salvar.
Balcanización de México
Trágicamente, México es bastante vulnerable a los lobos del Norte: nuestra economía la controlan las corporaciones, los políticos son maiceados con dólares y los trabajadores viven enajenados en una burbuja hiperconsumista. Lo que nos dejaron de territorio en 1847, está en riesgo. O nos invaden o instalan una base militar en el sureste. Esgrimir al Himno Nacional como escudo mientras se aceptan las peticiones yanquis de limitar a China, parar el flujo migratorio, capturar chivos expiatorios del narcotráfico, contener a los zapatistas, entregar el litio, corredores industriales, agua y minerales, no despierta conciencias sino fanatismos desmontables “a contentillo”.
Claudia, aceptará limitar, aún más, nuestros desarrollo económico soberano aceptando algo parecido al Tratado de Bucareli. A EE.UU no le conviene tener un fuerte competidor en su frontera: ¡se derrumbaría más estrepitosamente de lo que ya está! Lo anterior explica porqué, siendo Claudia una científica, sigue rodeándose de neoliberales, mafiosos y banqueros que pusieron la Constitución al servicio de las corporaciones privadas.
*Basada en la novela Cogan’s Trade de George V. Higgins, (1974).