Nebulosas, exóticos e inflados exoplanetas, estrellas moribundas y una visión nueva del universo: todo lo que acaba de revelar el observatorio más potente jamás creado en su primer vistazo
Imagine poder observar las muescas de una moneda a 40 kilómetros de distancia. Cada silueta, cada número, incluso cada grieta. Ese es el poder de resolución del James Webb, el telescopio espacial más potente jamás creado por la humanidad, y que este martes ofrece la primera tanda de instantáneas captadas después de un complejo camino de dos décadas y más de 1,5 millones de kilómetros sobre nuestras cabezas. Desde allí ha observado, de momento, dos nebulosas, un grupo de galaxias, la composición de un exoplaneta y la imagen más profunda hasta la fecha del Universo, ofreciendo la primera prueba de todo lo que viene en las próximas dos décadas que durará su trabajo. Sus ‘ojos’ escudriñarán tan lejos como 13.500 millones de años, viendo la luz de las primeras estrellas y galaxias, tan solo 300 millones de años antes de que todo comenzase con el Big Bang.
“Hemos hecho posible lo imposible”, afirmaba Bill Nelson, administrador de la NASA, minutos antes de desvelar las imágenes, celosamente guardadas durante semanas, ni siquiera adelantadas bajo embargo. Un lema subrayado por muchos de los miembros del equipo, como Bill Ochs, líder del proyecto durante los 20 años que ha durado su construcción. “Cuando me contrataron en 1995 para crear el telescopio no contábamos con la tecnología que nos permitiría hacer todo lo que queríamos hacer. Pero la perseverancia del equipo lo ha hecho posible. Las increíbles imágenes de hoy son solo el comienzo”, comentaba en la presentación.
El evento, retransmitido online, contó con conexiones a diferentes planetarios y sedes espaciales en todo el mundo. Además de los profesionales de la NASA, en él participaron investigadores y dirigentes de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial canadiense (CSA/ASC), cuyos instrumentos también operan en el Webb, una colaboración internacional sin precedentes que ha costado 10.000 millones de dólares, solo comparable con el Gran Colisionador de Hadrones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN).
«Estas primeras imágenes y espectros del telescopio Webb son un gran logro de la colaboración internacional que ha hecho posible esta ambiciosa misión», afirmó durante la rueda de prensa online Josef Aschbacher, director general de la ESA. Por su parte, Günther Hasinger, director de Ciencia de la ESA, señaló: «Estamos en los albores de una nueva era de observación del universo y de emocionantes descubrimientos científicos con el Webb. Ahora que vamos a comenzar con el trabajo científico habitual, sé que la comunidad astronómica europea está impaciente por ver los resultados del tiempo de observación que ha ganado para el primer año del Webb».
La imagen más profunda del Universo
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, era el encargado de mostrar al mundo la primera imagen del Webb, la instantánea más profunda jamás tomada de nuestro universo. La mayoría de los puntos de luz que se observan son galaxias que contienen miles de millones de estrellas, la mayoría seguramente ya apagadas. Su luz nos llega miles de millones de años después, convirtiendo al Webb en una verdadera máquina del tiempo.
Tal y como explicaron en la rueda de prensa desde la Casa Blanca, la imagen corresponde a un diminuto segmento de la constelación de Sculptor, tan pequeño como un grano de arena sostenido entre dos dedos con el brazo extendido. «Los pequeños restos rojos nos indican galaxias de hace más de 13.000 millones de años, por lo que es algo increíble», explicó en rueda de prensa Jane Rigby, astrofísica de NASA. «Y lo mejor de todo es que para crear imágenes parecidas, el Hubble tardaba meses. Webb lo hace en cuestión de días. Eso quiere decir que podremos tener nuevos descubrimientos cada semana».
Nebulosa Carina
Aunque es una de las áreas más estudiadas por los astrónomos (y también entre las más vistosas), nunca se ha visto con tal resolución a la conocida también como Eta Carinae o NGC 3372. Relativamente cercana a la Tierra, a 8.500 años luz de nosotros, es visible desde el hemisferio sur.
Aunque parecen montañas escarpadas tridimensionales, en realidad son el borde de la cavidad gaseosa gigante dentro de NGC 3324. Los ‘picos’ más altos en esta imagen tienen unos 7 años luz de altura. El área cavernosa ha sido excavada en la nebulosa por la intensa radiación ultravioleta y los vientos estelares de estrellas jóvenes, calientes y extremadamente masivas ubicadas en el centro de la burbuja.
Nebulosa de los anillos del sur
Más cercana que Eta Carinae, concretamente a 2.500 años luz de la Tierra, tenemos a la Nebulosa de los Anillos del Sur o la Nebulosa de los Ocho Estallidos. Este último apelativo lo recibe porque en torno a su centro, regido por un sistema binario de dos estrellas, se observan ocho anillos diferentes.
La estrella más tenue en el centro de la imagen ha estado emitiendo anillos de gas y polvo en todas direcciones durante miles de años. El telescopio espacial James Webb de la NASA ha revelado por primera vez que está cubierta de polvo. El observatorio permitirá a los astrónomos profundizar en muchos otros detalles específicos acerca de nebulosas planetarias como esta, formadas por nubes de gas y polvo expulsado por estrellas agonizantes. Comprender qué moléculas están presentes, y dónde se encuentran a lo largo de las capas de gas y polvo, ayudará a los investigadores a refinar su conocimiento de estos objetos.
El Quinteto de Stefan
Aún más próximo a nosotros que las dos nebulosas se halla el Quinteto de Stefan, a unos 290 millones de años luz de distancia. Se trata del primer grupo compacto de galaxias jamás descubierto, en el que se ha descubierto que cuatro de ellas están ejecutando una suerte de ‘danza cósmica suicida’, intercambiando abundante material, y que acabará con el choque entre ellas, quizá fusionándose en una sola.
Con su poderosa visión infrarroja y una resolución espacial extremadamente alta, Webb muestra detalles nunca antes vistos en este grupo de galaxias. Cúmulos brillantes de millones de estrellas jóvenes y regiones de brotes estelares donde nacen estrellas frescas adornan la imagen. Amplias colas de gas, polvo y estrellas son atraídas desde varias de las galaxias debido a las interacciones gravitacionales. De manera más dramática, Webb captura enormes ondas de choque cuando una de las galaxias, NGC 7318B, atraviesa el cúmulo.
Exoplaneta WASP 96b
La única ‘no foto’ del grupo es la espectrometría del exoplaneta WASP 96b, a 1.150 años luz de nuestro Sistema Solar. Se trata de un mundo gaseoso con la mitad de la masa de Júpiter, descubierto en el año 2014. «Es una imagen indirecta del exoplaneta, pero que nos brinda increíble información acerca de él, como el agua en su atmósfera», explicó en rueda de prensa Knicole Colón, astrofísica de la NASA. WASP-96 b está mucho más «inflado» que cualquiera de los planeta que orbitan alrededor de nuestro Sol. Y con una temperatura superior a 538 °C (1.000 °F), es significativamente más caliente. WASP-96 b tiene una órbita extremadamente cercana a su estrella similar al Sol, apenas a un noveno de la distancia entre Mercurio y el Sol, y completa un circuito cada tres días y medio, en días terrestres.
La combinación de su gran tamaño, período orbital corto, atmósfera esponjada y ausencia de luz contaminante de los objetos cercanos en el cielo hacen que WASP-96 b sea un objetivo ideal para hacer observaciones atmosféricas. «No hay nada parecido en nuestro Sistema Solar, por lo que nos enseñará mucho acerca de cómo son otros sistemas estelares en el resto del Universo».