Ifigenia Martínez, quien falleció el 5 de octubre de 2024 a los 94 años, no solo dejó una profunda huella en la política y la economía mexicana, sino que también fue protagonista y testigo de algunos de los momentos más convulsos en la historia de México, como el Movimiento Estudiantil de 1968. En esos años, su lucha estuvo marcada por la defensa de los derechos democráticos y la libertad de expresión en un país que enfrentaba una gran represión política.
Como académica y defensora de la justicia social, Martínez siempre apoyó a los estudiantes y sus demandas de un México más justo y democrático. Tras la trágica masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, en la que el gobierno reprimió violentamente a los manifestantes, Ifigenia se convirtió en una de las voces críticas más importantes contra el autoritarismo del régimen. Siendo parte de la movilización estudiantil, su postura firme contra las violaciones de derechos humanos y su apoyo a las libertades civiles la colocaron en la primera línea de quienes exigían una reforma democrática en México.
A lo largo de su vida, siguió defendiendo los principios de democracia y justicia que nacieron de ese periodo de represión, y siempre recordaba el ’68 como un momento clave que la inspiró a continuar luchando por los derechos de todos los mexicanos. Este compromiso fue una constante en su carrera, ya fuera como economista, fundadora del PRD, o presidenta de la Cámara de Diputados.
La entrega de la banda presidencial a Claudia Sheinbaum el 1 de octubre de 2024, unos días antes de su fallecimiento, fue un cierre simbólico para la vida de una mujer que soñaba con ver a una mujer liderar un México más libre y democrático, un sueño que comenzó a forjarse en los difíciles días del 68.