CRÓNICAS, RELATOS Y LEYENDAS DE ATOYAC, VER.
13 de octubre de 2025
De la serie AÑORANZAS: Los caballitos de acero.
Es agradable saber que las Crónicas y Relatos que escribo sobre la historia de nuestro municipio son leídas por grandes amigos, y es confortable cuando, aparte de leerlas me mandan un mensaje diciendo “Lupe, un detalle, pusiste tal palabra y tiene un error, o nombraste a fulano y Mayler, se llama Julián Colorado o incluso algunos otros comparten fotografías sobre los hechos narrados, aumentando con esto, el acervo fotográfico”, pero también es bonito cuando alguien escribe “soy tu lector favorito, eres mi Chanoc, (de seguro en referencia a Tsebuc Bayolán, padrino de Chanoc) y me dicen “vuelve a tocar el tema del trenecito cañero” y si bien, ya he escrito sobre ellos en diferentes historias, va corregida y aumentada está historia.
Son las ocho de la mañana, el silencio de la mañana es roto por aquel grito, “vaaaaaaamonooooooos”, en la pequeña máquina de vapor, el maquinista jala del cordel y deja pasar vapor para que se escuche aquel silbido de la máquina 1 y anuncie que va a emprender su primer viaje con sus góndolas cargadas con aquellas dulces varas de azúcar hacia el ingenio El Potrero, el lugar conocido como San Antonio (hoy California, municipio de Amatlán de los Reyes), es el campo número 8.

Previamente, con una grúa de tres palos y un pequeño “Winche” activado por un par de mulas, las góndolas habían sido llenadas, el maquinista jala la palanca, la presión empieza a subir hasta llegar a las 120 libras, tira de otra palanca y el vapor entra en los cilindros accionando aquellas bielas que hacen girar las ruedas y empieza a moverse lentamente, el fogonero con su pala agrega carbón al hogar, vigila que el agua alcance el punto de ebullición y empiece a generar el vapor suficiente para mover aquella máquina.
Así es como desde aquel 8 de enero de 1908, empieza a funcionar el ferrocarril cañero en el ingenio, seran tres máquinas de vapor que se encargarán de llevar la caña desde los diferentes campos hasta la fábrica.
¿Pero como fue que El Ingenio El Potrero utilizo el ferrocarril como medio de transporte para llevar la caña hasta el ingenio?
Nuestra historia inicia en la década de 1890 cuando la Compañía Agrícola Francesa o Hacienda de Ojo de Agua Grande, a orillas del río Atoyac adquiere, para su hacienda, el ferrocarril de Caoville, inventado en 1875 por Paul de Caoville en Francia.
La red ferroviaria iniciaba en el nacimiento de Ojo de Agua, pasaba por puente de fierro hasta llegar al trapiche, hoy la maquinaria, llegaba a La Ceiba, hoy Playa Azúl, a Ojo Chico, San Antonio, hoy California, la hacienda de Santa Ana, hoy Santa Anita, hasta llegar a Paraje y era ocupado para transportar frutas de temporada y panela hacia los mercados nacionales e internacionales.
Al adquirir la Mexicana Nacional Sugar Refining Co. la Hacienda El Potrero en 1905 y trasladarlo 6 kilómetros al este para construir el ingenio El Potrero, varias haciendas paneleras cierran sus puertas y venden su caña al nuevo ingenio, la Cia. Agricola Francesa hace lo mismo, y no solo venderá la caña al ingenio, vende su red de vía de ferrocarril y el ingenio solo ampliara la red hasta llevarla la fábrica.
Aquel 8 de enero de 1908 nace el trenecito cañero con tres pequeñas máquinas de Caoville, la 1, la 2 y la 3.
La llegada de August H. McLean como primer Gerente General del Ingenio El Potrero, amplia la red del ferrocarril en dos vértices, el primero, adquieren máquinas de vapor más grandes, de aquella vía de Caoville de 400 mm, se adquieren las famosas máquinas de vía chica o 900 mm entre las ruedas y segundo, se adquieren máquinas de vapor más potentes alimentadas por petróleo.
En 1920 se amplia la red hasta llegar a la hacienda La Concepción adquirida un año antes, logrando el ingenio tener una red de más de 20 kilómetros de vías férreas, es a partir de este año, que se construye la casa de máquinas a un costado del edificio del cine Potrero y las máquinas son reparadas por técnicos extranjeros con ayudantes del pueblo, y se va ampliando el número de máquinas de vapor hasta llegar a 8, además, se cambió el sistema de grúas en los diferentes cargaderos a plumas metálicas con un Winche accionado por motor de vapor en los campos 10, Ojo de Agua y 12, la Pesca.
La constitución del Sindicato de Obreros y artesanos progresistas del Ingenio El Potrero en noviembre de 1924 (que por cierto pasamos sin pena ni gloria los primeros 100 años del Sindicalismo azucarero) da pie para que Irineo Nery, primer Secretario General, inicie las negociaciones para conformar un escalafón para que los obreros adheridos al sindicato ocupen puestos en el ferrocarril, surgiendo así los primeros peones del ferrocarril, poco a poco surgen más categorías hasta alcanzar el puesto de Fogonero, los maquinistas siempre fueron extranjeros.
En 1936 se constituye el Sindicato Nacional Azucarero, STIASRM con todos los sindicatos de empresa de todo el país, esto trae más sertidumbre en las diferentes Secciones del país, logrando, en el caso de El Potrero, a través de la sección 23, que se logren que los maquinistas sean trabajadores locales, con una condición, máquina que se “quiebre” el operador será despedido sin pago alguno, el reto es aceptado y es como llegan como maquinistas Lucio Torres, Francisco “Pancho” Rangel, Ramón Hernández , Valeriano Rojas, Eliseo Castañeda Juan Galicia, entre otros muchos maquinistas a lo largo de la historia.
La ampliación del ingenio en 1964, con la adquisición de modernas máquinas diésel y la construcción de la Casa de Máquinas en Trasbordo, terminó con la vida de las máquinas de vapor, pero esto, es otra historia.
Recopilador: Nazario Guadalupe Cebada Morales.