CLAROSCUROS
José Luis Ortega Vidal
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El secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Hugo Gutiérrez Maldonado, realizó un comentario a todas luces insensible -por decir lo menos- a propósito del asesinato de la subdirectora de la escuela Adolfo Ruiz Cortines, ocurrido en Xalapa la mañana de ayer…
Dos sujetos -dos sicarios, dos cobardes, dos inhumanos para ser más precisos- atacaron desde una motocicleta a la profesora Elizabeth Meza Rivera mientras acudía a su trabajo acompañada de su nieto y alumno.
Un video particularmente cruento resguarda la imagen de terror vivida en la colonia Aguacatal de la capital de Veracruz.
Los cobardes se colocan junto al auto del cual desciende la víctima y disparan; el niño corre, corre, corre por su vida…
La maestra es El Estado, el niño es La Sociedad Civil.
Como en toda definición de Estado, la sociedad civil forma parte del mismo.
Pero un niño no puede ser corresponsable de un suceso de esta naturaleza y magnitud, así que en esta analogía la sociedad civil es víctima, lo mismo que el Estado.
¿Víctimas de quién?
¿Víctimas de qué?
He realizado alusiones a un libro de próxima aparición. Se titula: Democracia Violenta.
Ahí escribo a propósito de una convicción producto de experiencias profesionales y de vida, así como reflexiones del hombre entrado a viejo que soy…
Observo un México afectado por un cáncer estructural al que defino como Estado Paralelo.
Observo elementos de Estado fallido, de rompimiento del tejido social, de debilitamiento de un elemento planteado por el sociólogo Max Weber como el monopolio de la violencia en su particular definición de Estado.
A tal grado está dañada la estructura de seguridad del Estado mexicano que hemos echado mano de nuestra última reserva en la defensa para frenar al enemigo: nuestras fuerzas armadas.
Y a dieciséis años de haber puesto en marcha tal estrategia -en diciembre del 2006 Felipe Calderón decidió sacar a los militares a las calles- no se han logrado los resultados esperados…
Lo peor: no existe un consenso político sobre la estrategia a seguir para frenar la masacre cotidiana en el territorio nacional.
Ayer mismo, por la mañana, una niña de sólo cinco años de edad fue baleada y murió en el municipio de Hidalgotitlán, al sur veracruzano.
Javier Valladares Agustín, alcalde de aquel municipio donde se ubica la célebre población de Sánchez Taboada -ahí ocurrió la matanza de 22 agentes federales en 1985- declaró que su municipio está en paz y la muerte de la niña fue producto del ataque a su familia…
Se trata de un pleito añejo entre grupos, sostuvo Valladares Agustín ante reporteros en Coatzacoalcos.
“Estos grupos ya tenían conflictos desde hace muchos, así que no se trata de un brote de violencia en Hidalgotitlán; lamentablemente sí murió la menor y su padre tenemos entendido que está herido en un hospital”, indicó el presidente municipal.”
De acuerdo a la lógica del edil de Hidalgotitlán la bebé murió por estar en el lugar equivocado y con la gente equivocada; amén, desde luego, del evidente balazo incrustado en su frágil cuerpo…
Bien por el alcalde sureño y sus palabras intelectualmente irrebatibles…
¡Ah! Perdón…
Casi olvido a Hugo Gutiérrez Maldonado, nuestro titular de la SSP.
Alcalorpolítico, periódico digital con sede en Xalapa, publicó una nota sobre declaraciones atribuidas al secretario de Seguridad Pública.
“Por un asesinato en Xalapa, no vamos a calificar a todo el Gobierno: SSP”, se lee en el titular.
Luego se entrecomillan las palabras de Gutiérrez Maldonado:
“Traemos carpeta de investigación abierta, traemos ya buenos datos, estos hechos no van a quedar impunes, vamos a dar con los responsables. En Xalapa, tenemos todavía ahorita un operativo trabajando. Estamos hablando de un mayor de edad fallecido y de un menor de edad lesionado en una pierna”
El texto firmado por Abigail Montoya y fechado en Boca del Río, añade:
“Ayer salieron los resultados y nos encontramos en homicidio doloso en el lugar número 18 y los lugares que están más adelante son estados mucho más chicos que Veracruz. No por un hecho de un día, vamos a calificar toda la administración, lo que sí es que son hechos muy tristes porque en los dos casos en uno hay un menor fallecido y en otro hay un menor lesionado.”
El gobernador Cuitláhuac García Jiménez es dueño de una serie de lugares comunes en su discurso frente a hechos violentos:
No habrá impunidad en la masacre de Minatitlán…
No habrá impunidad por multihomicidio en Veracruz
No habrá impunidad en los casos de violencia electoral
No habrá impunidad por asesinato de René Tovar
No habrá impunidad por crimen cometido en Tihuatlán
No va a quedar impune este hecho, la fiscal tiene dos líneas de investigación: asesinato de Martha Elba Muñiz
Se acabó la impunidad, ya no es tiempo de pactar con criminales: homicidio de Gladys Merlín y Karla Enríquez
Como lo habíamos dicho, íbamos a hacer justicia y no habrá impunidad en Veracruz, caiga quien caiga: tras detención de presuntos asesinos del periodista Jacinto Romero
Se dará con los responsables de asesinato de maestra en Xalapa
Etcétera de una lista inagotable de crímenes en Veracruz y declaraciones de García Jiménez una y otra y otra vez…
Además del Estado paralelo, en Veracruz habitamos hombres y mujeres como verbos; mujeres y hombres como predicados; niños y niñas como estadísticas…
Algo tienen en común las declaraciones del titular de la SSP, del gobernador y del alcalde de Hidalgotitlán: nos deshumanizan…
Para los tres, desde sus respectivos espacios de Poder: no murió asesinada una abuela ante los ojos del nieto que corrió, corrió, corrió por su vida…
Para Hugo, Cuitláhuac y Javier no murió asesinada una niña de cinco años inocente cuyo cuerpo será sepultado hoy o mañana para convertirse en flores de un camposanto…
Las palabras son sumamente poderosas.
Los políticos debieran saberlo.
Las palabras del titular de la SSP, del titular del Ejecutivo y del jefe del Ayuntamiento de Hidalgotitlán, hieren, lastiman, duelen profundamente y dejan huellas como cicatrices…
Hay parte de la vida que nos son arrebatadas con balazos pero hay partes que nos son arrebatadas con discursos políticos…
Lloré y ahora siento un profundo coraje, un irremediable vértigo por la frustración; una alerta sobre la proximidad del odio…
Soy cristiano. No puedo, no debo odiar a mis semejantes.
¿Cómo logrará el niño que corrió, corrió, corrió por su vida…para no crecer odiando?
¿Cómo logrará la madre de la niña de Hidalgotitlán creer en su alcalde, su secretario de Seguridad, su gobernador, y darse por satisfecha gracias a las sabias, honestas, responsables, sensibles, oportunas, inteligentes palabras de semejante trío de funcionarios públicos?
Yo no habría sido capaz de crecer sin odio, pienso…
El miedo, creo, es una forma de odiar y la de Veracruz es una sociedad donde el miedo está sembrado por todas partes y crece, crece, crece…
Envío un saludo a Cuitláhuac, a Hugo y a Javier.
No observo en sus palabras actos de mala fe.
No concibo en ellos deseo de provocar daño alguno.
Me parecen, más bien sujetos políticamente indefensos.
Tienen en sus manos un poder que los ha rebasado porque ha surgido un Estado paralelo.
Ellos, como todo México han perdido el monopolio de la violencia.
El tiempo dirá si alguno de ellos o los tres han incurrido en acciones de corrupción pero no los concibo matando niños…
Observo algo terrible y patético: el discurso del poder en Veracruz refleja miedo, inseguridad pero también el deseo de mantener el control político en sus manos.
Ni Cuitláhuac, ni Hugo, ni Javier reconocen su incapacidad, su egoísmo bañado en duelo de sangre inocente, su ausencia de humildad para asumir con valor la realidad del Estado mexicano plasmada en sus respectivas torpezas y decir, asumir, afirmar contundentes: No pude, no pudimos, no se puede solo, nadie puede solo, ayúdenme, ayúdennos, ayudémonos…