Él es Guillermo Chin Canché, uno de los científicos que trabajará en el proyecto Dragonfly de la #NASA para explorar el satélite natural más grande de Saturno.
Ha colaborado en proyectos del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, el Instituto de Investigación del Suroeste, el Gran Telescopio Milimétrico y el Instituto Holandés de Investigación Espacial.
Guillermo fue aceptado en el mes de septiembre para trabajar con él doctor Scot Rafkin, de la División de Ciencias Planetarias de la NASA, pero es hasta ahora que se encuentra ya investigando el origen de la vida en el universo.
Actualmente es estudiante del doctorado en Oceanografía Física del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE), en Baja California, la casa de estudio donde encontró un artículo que hablaba sobre las nubes de metano en el satélite Titán, mientras pensaba en el enfoque de su tesis.
Para comprobar si la luna más grande de Saturno pudo haber albergado en el pasado vida, el proyecto (donde Guillermo trabajará) enviará hexacópteros que llegarán a la superficie del satélite y allí perforarán el suelo para analizar las muestras de los océanos de metano y así confirmar o descartar la existencia de microorganismos.
Dragonfly es una misión de la NASA pensada para llegar a Titán y explorar el satélite de Saturno. El objetivo es que el dron llegue la próxima década, pero el equipo científico detrás de la misión ya está esbozando sus metas, objetivos científicos e iniciando la investigación.
¿Por qué Titan? Es un lugar sorprendentemente parecido a la Tierra. Tiene una atmósfera espesa y es el único otro lugar del Sistema Solar que conocemos que tenga lagos, océanos, lluvias y ríos. Eso sí, con una diferencia muy importante: son lagos, océanos y ríos llenos de metano líquido y etano, no agua. Pero, quizás otros organismos con sistemas biológicos distintos a los nuestros se aprovechan de esto o lo hicieron en el pasado.