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Si has visitado la catedral de la ciudad de Córdoba seguramente has visto la imagen de la virgen de la Soledad, pues bien existe una leyenda acerca de ella y hoy te la contaremos.
En el año de 1675 había un cedro cerca de la cárcel pública, cuando lo derribaron el tronco fue trasladado a la iglesia de la Villa de Córdoba con la finalidad de tallar unas imágenes de santos. Dos jóvenes artesanos de Guatemala, se presentaron ante el sacerdote Juan Ortega de la Pava y le pidieron el trabajo de tallar las imágenes comprometiéndose a realizarlas en poco tiempo, con la única condición de que no fueran molestados mientras hacían su labor y que los alimentos los dejaran en la parte de afuera del lugar que se les condicionó como taller.
Les dieron el material, un adelanto por sus honorarios e inmediatamente se encerraron en el taller. La persona encargada de llevarles sus alimentos se asustó unos días después ya que no escuchaba ruidos en el interior y tocaba sin recibir contestación, llamó al cura para comentarle lo sucedido y entraron al lugar ya que temían que los artesanos hubiesen escapado con el adelanto.
Sorpresivamente encontraron en el lugar los alimentos intactos así como el dinero que les habían dado, se dieron cuenta de que había unas mantas cubriendo unos bultos y al quitarlas descubrieron las imágenes de San José, El Corazón de Jesús y por supuesto la Virgen de la Soledad, en ese momento se considero un milagro ya que la creación de la imagen se le atribuía a los ángeles.
Los cordobeses la consideran su protectora ya que cuentan que la virgen ha abandonado su nicho para evitar que alguna desgracia cayera sobre el pueblo, como sucedió en los tiempos en que se libraban batallas por la independencia, cuentan que la virgen se presentó ante el encargado de cuidar las municiones, que adormecido había dejado sobre un barril de pólvora un cabo de vela encendido, prevenido por la aparición celestial despertó a tiempo para apagarlo, evitando una desgracia.
En otra ocasión se dio a conocer la noticia de que un ciclón se dirigía hacía Córdoba, se tomaron las medidas necesarias aunque el ciclón se desvió sin causar daños a la ciudad, aunque su cola si causó desgracias en las poblaciones cercanas, cuentan que en las horas de mayor pánico alguien vio a una hermosa mujer vestida con un oscuro y largo manto y quien se negaba a buscar refugio alegando que debía cuidar a sus hijos, lo asombroso de esto es que al día siguiente fueron encontradas manchas de barro en el manto de la virgen.
El tiempo se ha encargado de otorgarle algunos milagros como los mencionados. En Semana Santa los cordobeses pueden contemplar la imagen en la procesión del silencio, esta tradición se ha realizado desde que la imagen fue tallada hasta la actualidad.
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