Orizaba, Ver.- Durante la misa dominical celebrada en la catedral de San Miguel Arcángel, el obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, llamó a la reflexión sobre los peligros de la avaricia, y advirtió que esta puede convertirse en un “dios falso” que rompe los lazos de fraternidad y empuja a las personas a abusar de los más vulnerables.
Desde el púlpito, el prelado explicó que, aunque es legítimo aspirar a una vida con seguridad, estabilidad económica y una vivienda digna, dichas necesidades se desvirtúan cuando se transforman en ambición desmedida.
“Sí trabajas y te ganas tu pan, disfrútalo, pero nunca a costa de pasar por encima del otro”, enfatizó.
Cervantes Merino alertó que la acumulación excesiva de bienes materiales no sólo fomenta la desigualdad social, sino que convierte a las personas en prisioneras de sus propias posesiones, afectando su libertad interior.
“A veces creemos que la felicidad está en controlar o dominar, pero Jesús nos advierte: la vida del hombre no depende de los bienes que posea”, recordó.
El Obispo retomó el pasaje evangélico del reparto de una herencia, y advirtió que la avaricia ha sido causante de divisiones familiares e incluso conflictos violentos.
“Muchas veces se provocan guerras por ese afán insaciable de poseer. La vida no es sensata cuando se basa en tener más, sino en saber compartir”, expresó.
Finalmente, hizo un exhorto a vivir con sensatez, a compartir con los demás y a no permitir que el dinero o los bienes materiales dicten el rumbo de la existencia.
“Los bienes honestamente ganados se disfrutan cuando tú los usas, no cuando ellos te usan a ti”, concluyó.