- “Las transformaciones sociales provienen de lo colectivo”, Tamara Martínez, secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM.
- “Necesitamos más esfuerzos para producir esa vida libre de violencia”, Raquel Gutiérrez, profesora-investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Las académicas y teóricas feministas Marcela Lagarde y Raquel Gutiérrez, sostuvieron un diálogo magistral en la segunda jornada del Coloquio Internacional “Los retos del segundo piso: la transformación política mexicana en el contexto global”, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad, dirigido por el Dr. John Ackerman. Con la moderación de Tamara Martínez, secretaria de Desarrollo Institucional de la Universidad Nacional Autónoma de México y también fundadora de la Coordinación de Género de la UNAM, el diálogo comenzó después de que se sugiriera, por parte de Tamara Martínez, problematizar qué significa la igualdad sustantiva en la vida cotidiana desde la historicidad de los movimientos feministas.
La primera participación la dio la antropóloga Marcela Lagarde, referente del feminismo en México, quien partió de recordar el avance que significa nombrar la palabra presidenta con “a”. Dijo, —parecemos las mismas, pero no lo somos. Son dos siglos de mujeres que trabajaron por existir, por ser reconocidas, por tener la posibilidad de actuar. Millones de personas votamos y sostuvimos la credibilidad del sistema electoral democrático y ¡ganamos! Para Lagarde la frase enunciada por la presidenta Claudia Sheinbaum, “No llegué sola, llegamos todas”, es una radiografía política de la sociedad mexicana. “Ganamos que por primera vez se eligiera una presidenta con a, tenemos que redactar un poema a esa a.” En un auditorio conmocionado por tener frente a si a Marcela Lagarde, legisladora de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, parteaguas para el combate de la violencia contra las mujeres en México, la teórica del feminismo sostuvo: “Estoy vitalmente conmocionada porque hemos vivido tratando de encontrar causes para la utopía. Mujeres y hombres demócratas apostamos porque las mujeres fuéramos reconocidas y pudiéramos participar en la comunidad de todas y de todos. La A de presidenta es inaugurar un paradigma para construir un país justo, en eso estamos.” Sin embargo, continúan las problemáticas de género en la actual sociedad mexicana. Lagarde realizó un llamado a la necesidad de implementar el diagnóstico y la teoría para avanzar en esa misteriosa y aún intangible igualdad sustantiva, con la expectativa de que la respuesta venga desde el feminismo. Lagarde recordó que desde la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), se planteó que la discriminación está en el fondo de la desigualdad. “El feminismo es la más importante creación que estamos haciendo las mujeres de diferentes lenguas, culturas, religiones. La igualdad a secas no va al fondo de la estructura social, se requieren cambios estructurales para cambiar la opresión de género.” El momento político actual es “la gran oportunidad de dar ese viraje que aterrizará la Utopía”, “Vivir para deconstruir, mejorar el mundo. Pasar de la utopía a la topía. Vivir ese cambio.” Por su parte, la matemática, feminista y estudiosa de los horizontes comunitario-populares, Raquel Gutiérrez, colocó el énfasis en que las potencias feministas de lucha son las movilizaciones sociales que han sacudido a América Latina en los últimos diez años. Para Raquel, aunque importantísimos los avances para combatir la violencia contra las mujeres, se necesita escuchar lo que dicen las mujeres en las ocupaciones masivas, cuando hablan de lo que ya no quieren soportar. “Necesitamos más esfuerzos para producir esa vida libre de violencia.” La gran interrogante que planteó fue “¿lo que necesitamos es inclusión y reconocimiento en las estructuras sociales actuales, o sacudir lo que hay, prácticas horrorosas aunque haya igualdad sustantiva?” Puso como ejemplo la política mexicana actual, “Es de miedo ver a Claudia en medio de hombres de comportamiento dudoso, que yo no quisiera cerca.” También recalcó la necesaria reflexión, “No hay que pensar que una vez pasada una ley, los cambios vienen de manera de automática, se necesita una acción colectiva de lucha que no renuncie a establecer y pelear por los propios términos que le permiten existir.” En el fondo, existió en ambas figuras emblemáticas del feminismo la apertura para reconocer que hay que superar la disputa de los años ochenta del siglo pasado entre feminismo institucional y feminismo autónomo. Se habló también de la urgencia de implementar la igualdad sustantiva en el aparato estatal a la par de la continuidad del feminismo como movimiento social, si no, corremos el riesgo de que las leyes queden en enunciados normativos sin impacto en la vida de las mujeres. El cierre lo encabezó la actual Directora de Desarrollo Institucional de la UNAM, Tamara Martínez, quien con una precisa síntesis, enunció “las transformaciones sociales provienen de lo colectivo, se necesita diálogo para construir este segundo, tercer y cuarto piso. Más escucha y más trabajo de puente entre gobierno y sociedad.”