José Luis Ortega Vidal
Poza Rica, Veracruz; jueves 16 de octubre 2025.- A las 3:00 de la madrugada del viernes diez de octubre, doña Licha envió mensaje a su vecina, María:
– “El río viene, se va a salir”, le avisó…
María vive en un departamento de segundo piso, junto a doña Licha y su esposo, ambos con más de setenta años de edad…
Son habitantes de Las Gaviotas, un fraccionamiento popular construido unas tres décadas atrás junto al río Cazones; en el poniente de Poza Rica, muy cerca de los límites con el municipio de Tihuatlán…
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María lo dejó todo y se marchó; pidió refugio a una amiga cercana, se detuvo a dialogar con doña Licha y le dijo:
– “Vámonos…”
– Todavía falta, el río llegará acá después de las cinco o las seis, respondió la anciana que decidió aguardar en el hogar…
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Hacia las 5:30 el río ya se había desbordado por completo y el agua poderosa lo cubriría todo en cosa de segundos, minutos, horas…
Como explica el meteorólogo Isidro Cano Luna, entrevistado por este reportero: fue como arrojar una cubeta de agua sobre una corriente dentro B de su cauce; aquello fue un golpe de agua…
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En algún momento de la invasión del río Cazones desbordado, doña Licha y su esposo decidieron abandonar su casa…
El salió primero, ella lo seguía; el agua rebasaba las rodillas o más allá, rondando las rodillas; de acuerdo a testimonios de lugareños…
El salió primero y detrás suyo la puerta fue cerrada por el agua infame y asesina…
Doña Licha ya no pudo mover el cerrojo…
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La alerta del silbato de Pemex sonó después de las 5:00 horas y hubo quienes se marcharon de sus casas tras ese aviso…
Doña Licha se enteró de lo que vendría, tres horas antes del aviso de Pemex…
María supo, por el aviso de doña Licha, sobre el inminente desbordamiento del río Cazones y escuchó el silbato ya resguardada y pensando su departamento y sus muebles…
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La única que no avisó sobre su arribo fue la muerte, pero llegó puntual, acaso acompañada del destino…