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|París. Un círculo oscuro en medio de un disco resplandeciente: la imagen de un agujero negro fue presentada este miércoles al mundo, una primicia en la historia de la astronomía.
El primer ‘monstruo’ cósmico en haberse dejado captar fue detectado en el centro de la galaxia M87, a unos 50 millones de años luz de la Tierra, según los responsables del proyecto internacional bautizado Telescopio del Horizonte de Sucesos.
Infografía tomada de la cuenta de Twitter del LMT Alfonso Serrano (@gtmlmt_oficial)
La imagen parece la de un ojo brillante. Jessica Dempsey, una descubridora y subdirectora del Observatorio del Este Asiático en Hawai, dijo que es un anillo de luz resplandeciente que le recuerda el llameante Ojo de Sauron de la trilogía El señor de los anillos.
Al reunir los datos recogidos por ocho radiotelescopios de todo el mundo, los astrónomos crearon la imagen que muestra el entorno de un agujero negro supermasivo, los monstruos absorbentes de luz del universo de los que habló Einstein hace más de un siglo y que confirmaron los observadores durante las décadas siguientes.
Ocho telescopios formaron la red del Telescopio del Horizonte de Sucesos, entre ellos, el LMT Alfonso Serrano, en Sierra Negra, Puebla. Infografía tomada de @ehtelescope
Parece un anillo en llamas anaranjado, amarillo y negro.
“Hemos visto lo que creíamos era imposible de ver. Hemos visto y fotografiado un agujero negro. Aquí está”, dijo Sheperd Doeleman, de la Universidad de Harvard.
A diferencia de los agujeros negros menores, producto del colapso de estrellas, los agujeros negros supermasivos son de origen misterioso.
Situados en el centro de la mayoría de las galaxias, incluida la nuestra, son tan densos que nada, ni siquiera la luz, escapa a su atracción gravitatoria. El “horizonte de eventos” -el punto sin retorno, desde donde la luz y la materia se precipitan inexorablemente al abismo- es tan grande como todo nuestro sistema solar.
Hace tres años astrónomos provistos de un sistema de observación extraordinariamente sensible escucharon el ruido de dos agujeros negros mucho más pequeños que convergían para generar una onda gravitatoria, tal como había pronosticado Einstein. La nueva imagen, publicada en la revista Astrophysical Journal Letters y anunciada en conferencias de prensa de todo el mundo, agrega luz al sonido.
Científicos que no participaron del proyecto insinuaron que la hazaña podría ser digna de un Premio Nobel, tal como sucedió con el descubrimiento de la onda gravitatoria.
Mientras mucha materia en torno de un agujero negro cae en una espiral de muerte y jamás se la vuelve a ver, la nueva imagen capta gas y polvo que circulan a suficiente distancia para estar a salvo para que se los vea millones de años después desde la Tierra, dijo Dempsey.
La imagen tomada a lo largo de cuatro días, cuando los astrónomos debían contar con “clima perfecto y todas las estrellas alineadas”, ayuda a confirmar la teoría general de la relatividad de Einstein, sostuvo Dempsey. El gran físico incluso pronosticó la forma simétrica que se ha observado, añadió.
“Es circular, pero la luz es más brillante de un lado”, afirmó Dempsey. Eso se debe a que esa luz se aproxima a la Tierra.
Las medidas se toman a una longitud de onda invisible al ojo humano, por eso los astrónomos añadieron color a la imagen. Optaron por el “oro exquisito porque esta luz es tan caliente”, señaló Dempsey. “Es lógico darle estos dorados y naranjas candentes”.
La imagen muestra gases calentados a millones de grados por la fricción de una gravedad creciente, dijeron los científicos. Esa gravedad crea un efecto fantástico en el cual uno ve la luz detrás del agujero negro y detrás de uno mismo, que se curva en torno del propio agujero negro, indicó el astrónomo Ari Loeb, director de la Iniciativa Agujero Negro en Harvard.
El proyecto costó entre 50 millones y 60 millones de dólares, de los cuales 26 millones provinieron de la Fundación Nacional de Ciencias.
El astrofísico Ethan Vishniac, de la Universidad Johns Hopkins, quien no participó del equipo que efectuó el descubrimiento pero es director de la revista que publicó el informe, calificó la imagen de “asombrosa hazaña tecnológica” que “nos permite vislumbrar la gravedad en su manifestación más extrema”.
Añadió que “las imágenes de las simulaciones informáticas suelen ser muy bonitas, pero no hay nada que se parezca a una imagen del universo real, por borrosa y monocromática que sea”.
De acuerdo con un mito vigente, una persona que cayera en un agujero negro resultaría destrozada, pero Loeb y el astrónomo John Kormendy dijeron que el de la imagen es tan grande que uno podría caer en él sin ser despedazado. Pero esa persona jamás regresaría.
Los agujeros negros son “como los muros de una prisión”, sostuvo Loeb. “Una vez que entras, jamás podrás salir y jamás podrás comunicarte”.
La primera imagen es de un agujero negro en una galaxia llamada M87 situada a 53 millones de años luz de la Tierra. Un año luz equivale a 9.5 billones de kilómetros. La masa de este agujero negro es la de nuestro Sol multiplicado por 6 mil millones.
Los datos fueron recopilados por el Telescopio Event Horizon hace dos años, pero tomó tanto tiempo completar la imagen porque fue una enorme empresa en la que participaron unos 200 científicos con supercomputadoras y cientos de terabytes de datos enviados desde distintas partes del mundo por avión.
El equipo investigó dos agujeros negros supermasivos, el M87 y uno en el centro de la Vía Láctea. El de nuestra galaxia es más cercano pero mucho más pequeño, por eso los dos aparentan tener el mismo tamaño en el cielo. Pero resultó más fácil fotografiar el más distante porque gira con menor rapidez.
“Hemos estado a la caza de esto durante mucho tiempo”, dijo Dempsey. “Nos hemos acercado cada vez más al mejorar la tecnología”.
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