José Vargas.
Las Choapas, Ver. — La violencia vuelve a golpear al sector petrolero en el sur de Veracruz. Tres trabajadores del área de Perforación de Pemex, originarios de Reynosa, Tamaulipas, fueron privados de su libertad en el municipio de Las Choapas.
De acuerdo con los primeros reportes, los tres empleados, pertenecientes a la sección 48 del sindicato petrolero de Reforma, Chiapas, se encontraban comisionados en esta ciudad para realizar labores en el Pozo “OME”, ubicado dentro de un rancho a un costado de la carretera Las Choapas-Cerro de Nanchital, cerca de la zona conocida como “Los Pericos”.
El secuestro habría ocurrido de manera directa y sin resistencia, cuando los delincuentes arribaron a un hotel donde los trabajadores estaban hospedados y los sacaron por la fuerza. Desde ese momento, su paradero es desconocido.
La ausencia de los trabajadores fue notoria al inicio de la jornada laboral de este miércoles, cuando compañeros notaron que no llegaron al Pozo “OME”, generando preocupación y temor generalizado. Incluso, otros empleados decidieron no acudir a sus labores ante el riesgo evidente de la situación.
Hasta el momento, las autoridades mantienen un absoluto hermetismo. Las corporaciones policiacas no han emitido información oficial y tampoco se ha confirmado si existe algún operativo de búsqueda activo. La falta de resultados y la inacción de las autoridades alimenta la percepción de inseguridad que sigue creciendo en la región.
Este nuevo hecho violento vuelve a exhibir la vulnerabilidad de los trabajadores petroleros desplazados al sur de Veracruz, donde células del crimen organizado han extendido sus operaciones no sólo al tráfico de hidrocarburos, sino también al cobro de piso, secuestro y extorsión de personal vinculado a actividades de perforación y explotación de pozos.
Familiares de los trabajadores secuestrados, así como miembros del gremio petrolero, exigen una intervención inmediata de las autoridades federales y estatales para dar con el paradero de los empleados y garantizar la seguridad de quienes siguen laborando en la zona.
Mientras tanto, el clima de miedo continúa creciendo entre el personal comisionado, que cada día sale a trabajar con el riesgo latente de no volver.