[vc_row][vc_column][vc_column_text]INFORME ROJO
* Ya no hacen click * Tarek en los archivos de la PGR * Y la extradición en marcha * Reculan los diputados de Morena * Su misión fue que no cayera Winckler * Ataque a taxistas en Xalapa * Acusan a la Policía Estatal * Una denuncia y una demanda contra el alcalde * Lenis Paulin traicionó a la CTM * Que Héctor Yunes visite al psiquiatra
MUSSIO CARDENAS ARELLANO
Tal para cual, Karime y Tarek hacían click. Hablaban, reían, bailaban, ejercían el poder. Ella, gobernando a Veracruz, escuchada su voz, temida, diseñando el destino del dinero robado. Él, operando el desvío, entregando a Javier Duarte las “pizzas” y los “tacos” y los “ciegos”, los millones y los cientos de miles que servían para corromper y corromperse. Así hasta que el botín los separó.
Favorito de Karime Macías, su jefa, su amiga, su sostén en el DIF estatal, Antonio Tarek Abdala Saad sabía trepar y trepó en la confianza, en el sentimiento, en la entraña de la mujer clave, única, en el saqueo a Veracruz.
Fue Tarek una prima dona en el duartismo, zar financiero de trato suave, amable, duro cuando lo tenía que ser, convincente y comedido con los dóciles, implacable ante las resistencias, vigilante que las tretas del entonces gobernador se ejecutaran sin chistar.
Del harem político de Karime Macías Tubilla, siendo director administrativo del DIF, Tarek pasó a la Tesorería de la Secretaría de Finanzas y Planeación, operando los desvíos, y luego a la diputación federal donde la inmunidad se tradujo en impunidad.
Hoy es el delator. Hoy Tarek canta. Hoy Tarek es el sapo.
Salva el pellejo con infidencias de la pareja voraz, los días en que Javier Duarte asumía el poder, instruyendo cómo corromper para perpetrar el mayor atraco a las arcas del gobierno de Veracruz; los días en que Karime, su admirada Karime, imponía su voz, decidía por encima de secretarios y subsecretarios, una aberrante usurpación.
Perseguido, acosado por el yunismo, Tarek evadió la prisión por el fuero y por el PRI. Se escudó en la inmunidad de diputado federal, el de Cosamaloapan, y el cobijo de la pandilla priista, otros como él, con tufo a corrupción.
Y vislumbró que al terminar su encargo, su vida sería un infierno, huyendo, refugiado en las sombras, endosándole a los suyos, su joven esposa, sus padres, la vergüenza y el estigma de ser un alfil que chapoteaba en el fango la suciedad duartista. Entonces pactó.
A cambio de ser inmune, contó a la Procuraduría —hoy Fiscalía— General de la República las cuitas y las trastupijes de Javier Duarte. Dio detalles. Hiló, hilvanó, historias de saqueo y desenfreno, el retrato hablado de un ladrón y su mujer, otra ladrona.
Por Tarek Abdala se supo del primer día de Duarte en palacio de gobierno. De entrada, a robar. De entrada, enviar todos los recursos federales a una cuenta concentradora, la que diluía su aplicación y destino.
Una fecha es clave: 23 de mayo de 2018. Ese día, próximo a dejar la diputación federal, se acogió a un trato con la PGR. Ahí perfiló las delaciones. Ahí aportó la evidencia de que Veracruz fue gobernado por la pareja rapaz.
“La que decidía a qué compañía fantasma pagar era Karime”, reveló Tarek Abdala a la entonces PGR.
Él era el pagador pero ellos, Javier Duarte y Karime Macías, eran quienes instruían a qué empresa depositarles el pago.
Eran empresas fantasma o “cascarones” como les llamaba Javier Duarte. Una vez a la semana, A veces con mayor frecuencia, el gobernador llamaba y su tesorero acudía. Recibía la instrucción y destinaba el depósito.
Su testimonio, o una parte de él, según reveló el portal Animal Político, sirvió para incriminar a Javier Duarte, fincarle nueve años de prisión, admitir el robo de 250 millones de pesos, una minucia ante el atraco descomunal a las arcas de Veracruz, solapado por el PRI, por Peña Nieto por la mafia del poder.
Justo en mayo de 2018, Animal Político, bajo la firma de Arturo Ángel, revelaba que fueron al menos nueve dependencias del gobierno de Veracruz las que que habían transferido “más de 3 mil 600 millones de pesos a compañías fantasma, operaciones que en la mayoría de las ocasiones se ejecutaban desde la Tesorería que ocupaba Abdala”.
Tarek fue generoso en la delación. Generoso con la PGR. Generoso en el cúmulo de pistas. Generoso en el abanico de nombres, la identidad de los cómplices, la dispensa de recursos, la compra de voluntades. Una resonancia magnética al cuerpo podrido de la corrupción duartista.
De su testimonio, citado ahora por Víctor Hugo Arteaga, se da el perfil de la vocación ladrona de Javier Duarte. Un día en el gobierno y ya robaba. Un día en palacio y la banda comenzaba a operar.
A secretarios y subsecretarios les asignó compensaciones que equipararan sus salarios con los del gabinete de Peña Nieto.
Usaba nombres clave, según relató Tarek Abdala a la PGR. Las “pizzas” eran de a millón. Los “ciegos” o “invidentes”, cien mil. Genéricamente les llamaban “tacos”.
A las empresas fantasma Duarte les decía “cascarones”. Y eso eran: empresas huecas, vacías, tácitamente inexistentes.
Sirvieron los secretarios —los Tomás, los Manzur, los Charleston, los Aguirre, los Audirac, los Pellegrín— para ejecutar el desvío.
Sirvieron los subsecretarios —los De Antes, los De la Llave y los Hernández— para aterrizar las tretas.
Sirvieron los los titulares de dependencias —los Mota, los Silva, las Noemí, los Obeso— para el saqueo.
Sirvieron los operadores —Mansur Cisneros, los Del Castillo, los Moreno, los Caleb, los Benítez, los Grappa, los Janeiro— para enmascarar el atraco.
Y todo se sabe gracias a Tarek.
Su vida, pues, está en un hilo. O vive tiempo extra.
Informante protegido —testigo protegido— de la PGR, se salva de ir a prisión pero no de la fobia y la ira de los malnacidos, la banda que al amparo de Javier Duarte, y por órdenes de él, desviaron miles de millones de las arcas de Veracruz.
Su testimonio es clave. Javier Duarte ordenó el saqueo y Karime también. Mandaba Duarte y en su ausencia, o con su anuencia, Karime Macías Tubilla ejercía el poder. Era la gobernadora de Veracruz.
Nada en política suele ser casual. Javier Duarte venía contando los días en prisión, la disminución de pena, la buena conducta, su estatus de privilegio y la esperanza que en untar de años lograra su libertad. Y a disfrutar los millones ocultos.
Y se le descompone el proyecto.
Tarek vuelve a escena. Y Karime también.
Tarek con sus delaciones, las infidencias, la trama de corrupción que sitúa a Javier Duarte y Karime Macías en el vértice del saqueo.
Y Karime en la mira. Se tramita su detención, la extradición a México, el juicio, su papel protagónico en el robo del erario, el pago a empresas fantasma, el traslado a empresas fachada, inmobiliarias, el lavado y el destino de lo robado.
Y ahí, el preso de lujo, Javier Duarte, está perdido.
Ha de recordar cuando Karime y Tarek reían, danzaban, gozaban, Duarte azorado y el gabinete perplejo, suscitando habladas, despertando morbo, imaginando que donde hay dos, hay tres.
Y hoy, las delaciones de Tarek la comienzan a hundir.
Ya no hacen click.
Archivo muerto
Suaves y mansos, militantes de la grilla de arrabal, los tres diputados desertores de Morena vuelven al redil. Una semana dignos y de nuevo a postrarse de rodillas, sometidos a su líder, Juan Javier Gómez Cazarín, al que en su partida denostaron y le imputaban no coincidir con su manejo administrativo y político del grupo parlamentario. ¿Ahora sí? Tres diputados —José Magdaleno Rosales Torres, Jessica Ramírez Cisneros y Augusto Nahúm Álvarez Pellico— y una encomienda: frustrar la destitución del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, a contrapelo del gobernador Cuitláhuac García, exhibiendo sus taras políticas; las insultantes intromisiones del secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, en la vida del Congreso, el desaseo y la torpeza en su actuar. Se fueron dignos y retornaron amaestrados. Exhibieron la fragilidad del grupo parlamentario y la infame, miserable, capacidad de Cuitláhuac para mover el Congreso. Alguien en el altiplano, un tal Andrés Manuel, ve los desatinos del gobernador. Y ríe. Y se enfada. Y se asombra. Y vuelve a reír. Winckler se queda y habrá de acreditar los cargos contra Karime Macías por desfalco al DIF y encauzar a Javier Duarte hacia el juicio por desaparición forzada, un delito lesa humanidad del que no se va a librar, por el que pasará en la cárcel los días que le toque vivir. Una semana dignos y rebeldes, y los tres diputados vuelven al rebaño sin pastor… Una ráfaga y los Caguamos quedaron diezmados. A espaldas de Plaza Cristal, en Xalapa, un comando lanza el ataque con saldo de un muerto y ocho heridos, los taxistas que optan ahí. Fue un comando pero los que sobreviven acusan que fue Policía Estatal y que una vez que llegó la fuerza pública y acordonó el lugar del crimen, intentó secuestrarlos. Se escucha y ve en un video que reseña el caos que envuelve a Xalapa, la peor oleada de terror y muerte desde que Cuitláhuac García asumió el gobierno de Veracruz. Ríos de sangre, tranquilidad robada, la exigencia de seguridad de Pánuco a Las Choapas y don Cuitláhuac mirándose al espejo, en el baño del antro, haciendo la selfie que luego circula en redes, trasluciendo este tipo que Veracruz le vale un pepino. ¿Para eso quiso se gobernador? Y así todo Veracruz, incendiado, sacudido, con el miedo en las entrañas y el Jesús en la boca. Un caguamo menos, ocho heridos y la capital del estado se vuelve tierra de hampones y mafias que hacen sonar sus fierros y sus tronas porque, literalmente, no hay autoridad… Gusto del alcalde por armar lío. Y coleccionar denuncias. Hay dos más para Víctor Carranza, el preciso de Coatzacoalcos: una, por el robo de bienes de la Liga Municipal de Futbol, y otra en la que se pide anular la escritura con que el ayuntamiento se ostenta como dueño del predio aún llamado Unidad Deportiva Miguel Hidalgo, la sede de siete ligas de futbol. Denunciado, pues, por partida doble. Con el número de denuncia 373/2019-IV, Víctor Carranza y su cabildo, a excepción de la sindica Yazmín Martínez Irigoyen, fueron acusados de despojo, robo, daños y los delitos que resulten. Les imputan, vía su presidente, José Ribón Zárate, la destrucción de bardas, gradas, áreas del campo Revolución, y la sustracción de porterías, aparatos de aire acondicionado y dinero en efectivo, tras el ataque ordenado por el alcalde y ejecutado por la empresa Fosmon, el 21 de febrero, cuando el juicio de amparo aún concluía, cuando aún no causaba estado, cuando la Liga Municipal de Futbol aún no había notificada por autoridad alguna y cuando aún habían recursos legales en curso. Por esa denuncia, Víctor Carranza tendrá que comparecer ante la Fiscalía Especializada en Delitos Cometido por Servidores Públicos. Una más, la demanda civil, en que la Liga Municipal de Futbol, vía José Ribón, tramita la anulación de la escritura 47,057 usada por el ayuntamiento de Coatzacoalcos para ostentarse como dueño de la Unidad Deportiva Miguel Hidalgo. Se pide la nulidad por ser sólo una “supuesta desincorporación del Fundo Legal” y que se cancele su inscripción en el Registro Público de la Propiedad de Coatzacoalcos. Cuando esto concluya, Víctor Carranza ya no será alcalde y por supuesto no tendrá fuero en el cual cobijarse… Sabe Lenis Paulin Aparicio que sólo se es regidora una vez. Y se da un atracón de poder. Más morenista que los de Morena, está a los pies del alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Todo le aplaude, todo le aprueba, todo le solapa. Y cuando no, se abstiene. Saben en la CTM, la central que la propuso para integrar la planilla priista de regidores, que Lenis Paulin los traicionó. Y saben que nunca volverá al poder… Con un tornillo flojo, protagonismo al extremo, Héctor Yunes insulta, increpa, se monta en la valenciana del Bronco, Jamie Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León. Dijo el regio que el sur tenía la bendición de la tierra y la desgracia de la flojera. Y Héctor Yunes Landa, que se desbieló desde que perdió la gubernatura en 2016, le sale al paso. Le llama buey y retomando aquello de cortarle las manos a los corruptos, como sugirió El Bronco en el debate presidencial, sugiere cercenarle la lengua a los bocones. Espectáculo de carpa, video infame, que da cuenta de los altibajos emocionales, el desajuste del diputado del PRI, aquel que muy ufano sentenció que “Javier Duarte es mi jefe político” y que sirvió a Fidel Herrera Beltrán, el iniciador del caos en que vive Veracruz, en la Subsecretaría de Gobierno y luego en el Congreso estatal. Y ahora el desfiguro en video contra El Bronco. O se atiende don Héctor o terminará hablando solo…
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