Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de quien las emite y no representan a este medio
Por: Alejandro Baizabal
Pensar en 2026 no es adelantarse al futuro, es detenerse a elegirlo con conciencia. Porque más allá de las metas, los planes o las expectativas, el verdadero reto es avanzar con intención, claridad y responsabilidad sobre el impacto que dejamos en cada paso.
Hace unos días alguien me preguntó: ¿por qué haces lo que haces para mejorar tu ciudad? La respuesta fue sencilla: “Debemos aspirar a tener mejores espacios para vivir. Hay que reapropiarnos de lo que siempre fue nuestro: las calles, los parques, la comunidad”. Entonces devolví la pregunta: ¿cuál es tu propósito de vida? El mío es dejar una huella que trascienda e inspirar para transformar, cualquiera que sea la posición.
Eduardo Galeano decía: “La realidad es real porque nos invita a cambiarla y no porque nos obliga a aceptarla”. Siempre he creído que involucrarse es el primer paso de toda transformación. Nada cambia desde la distancia; la realidad empieza a moverse cuando decidimos ser parte de ella.
Este 2025 sumamos páginas a nuestra vida. Una de mis vocaciones ha sido involucrarme para mejorar el presente. Hace unos días detonamos el programa “México Bien Hecho”, de Comex. Porque cuando algo está destinado a ser, no hay quien lo detenga. Así que avanzamos hasta su ejecución: un mural, un parque y una comunidad pintando colectivamente. El resultado: Más de dos mil personas beneficiadas y un espacio transformado.
Y es que, después de haberme aventurado en la función pública, me queda una certeza: cuando la vocación de servir se ejerce con sentido de trascendencia, el impacto permanece. Me considero un privilegiado por las amistades que la vida me ha regalado en este camino. Hoy continúo con la serenidad de cumplir cada misión que se presente.
Mahatma Gandhi hablaba de “hacer experimentos con la verdad”, invitándonos a observar si el mundo cambia cuando nosotros cambiamos. En un presente convulso, lleno de ruido, desinformación y prisas, debemos tener tiros de precisión en cada paso y en cada elección. Acercarnos a fuentes adecuadas es también una forma de crecer, de otra manera, estamos condenados.
Para alcanzar la evolución de las ciudades se requieren mentes dispuestas a alcanzar la grandeza y la trascendencia. Nada termina hasta el momento en que uno deja de intentarlo. Como diría Paulo Coelho, “El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños”.
Que sea un 2026 lleno de brillo, pero sobre todo de sentido. Que el propósito sea tan claro y tan fuerte que logremos decretarlo desde ahora. Es momento de atraer, de honrar nuestra esencia y de alinear cada decisión con aquello que verdaderamente somos. No olvidemos que el universo premia la acción: a quienes se mueven, a quienes construyen y a quienes deciden ser mejores. ¡Felices fiestas!



