Hora cero
Luis Alberto Romero
Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quien la emite y no representa necesariamente el pensamiento de este medio
En días recientes, el rector de la Universidad Veracruzana (UV), Martín Aguilar Sánchez, planteó la necesidad de que el Presupuesto de Egresos del Estado de Veracruz para 2025 contemple un incremento sustancial para la máxima casa de estudios del estado. Según afirmó, la UV debe recibir el 4% del presupuesto estatal, tal y como lo establece el Artículo 10 de la Constitución Política de Veracruz.
El rector recordó que, en las modificaciones legales de 2017, se determinó que el presupuesto destinado a la Universidad debería incrementarse de forma gradual hasta alcanzar ese 4%, cifra que, en 2025, se convertiría en una demanda legítima para la institución educativa más importante del estado en el nivel superior.
Aguilar Sánchez señaló que ante la Secretaría de Finanzas y Planeación ya fue solicitado dicho incremento, para asignar a la UV un presupuesto superior a los 5,152 millones de pesos. Este monto representaría, para el año 2025, un aumento de mil millones de pesos respecto al presupuesto aprobado para 2024.
Este discurso del rector resulta relevante porque marca un giro en su postura frente al gobierno estatal. Es la primera vez que Aguilar Sánchez se dirige al Congreso y al Ejecutivo para exigir un incremento en los recursos destinados a la Universidad Veracruzana. Hasta ahora, su relación con el poder se ha caracterizado por una actitud de genuflexión, sumisa, aceptando sin cuestionamientos las decisiones del gobierno sobre el presupuesto, incluso cuando estas resultaban en limitaciones para la institución.
Un claro ejemplo de ello ocurrió en diciembre de 2023, cuando el Consejo Universitario General (CUG) de la UV aprobó el presupuesto para 2024. En esa sesión, se presentó un programa de austeridad y disciplina financiera que contemplaba un presupuesto total de 7,712 millones 531 mil pesos, de los cuales 4,558 millones 176 mil pesos provenían del gobierno estatal y 3,154 millones 355 mil pesos del gobierno federal, destinados principalmente al pago de nómina y prestaciones.
En esa ocasión, el rector destacó que 2023 había sido un “buen año” para la universidad, subrayando especialmente la “estabilidad financiera” que permitió cubrir las necesidades básicas. Sin embargo, es probable que cuando Aguilar Sánchez se refería a las “necesidades básicas”, solo contemplaba el pago de la nómina del personal académico, administrativo y de apoyo, sin mencionar la falta de recursos para la ampliación de la matrícula, renovación de equipos o mantenimiento de instalaciones.
Lo que ha quedado en el olvido en la Universidad es el impulso a un nuevo proyecto académico que responda a los retos de los nuevos tiempos, especialmente en áreas clave como el big data y la inteligencia artificial. Para este tipo de iniciativas, la UV no ha tenido recursos suficientes, al menos durante 2024. Un verdadero esfuerzo por avanzar en estos campos no solo implicaría inversiones en infraestructura, sino también en la capacitación continua del cuerpo académico, un aspecto que parece no haber sido prioritario para la actual rectoría.
Dentro de la comunidad académica, crece la percepción de que los tiempos difíciles que atraviesa la UV están relacionados con una actitud sumisa, dócil y conformista por parte de la rectoría. Esto parece chocar con el discurso reciente de Aguilar Sánchez, quien ahora clama por el cumplimiento del 4% del presupuesto estatal para la Universidad, algo que, por mucho tiempo, parecía haberse olvidado.
@luisromero85